“Muchos se enteran de que son diabéticos cuando ya tienen una retinopatía”: SODICAR alerta del infradiagnóstico en Cartagena

Cartagena

Más de 8.000 personas en la Comarca de Cartagena podrían tener diabetes sin saberlo. La advertencia la lanza el presidente de la Asociación de Diabéticos de Cartagena, SODICAR, José Antonio Baños, al inicio de la Semana de la Diabetes, que arranca con charlas, talleres y una marcha solidaria.

“Muchos se enteran de que son diabéticos cuando ya tienen una retinopatía o incluso tras una amputación leve”, alerta Baños. “Eso ocurre porque debutan tarde, sin haber recibido ningún aviso previo de que estaban desarrollando la enfermedad.”

Según sus datos, más de 30.000 personas conviven con la diabetes en Cartagena, pero solo 22.000 están diagnosticadas. “El resto —unas 8.000— están sin detectar. A veces te enteras por casualidad, por una analítica o una revisión médica después de un cólico o una fractura”, añade.

Una enfermedad silenciosa

La diabetes, recuerda Baños, “sigue siendo una gran desconocida”. Este año, la campaña de SODICAR pone el foco en el entorno laboral, un ámbito que “nos faltaba abordar y que es fundamental porque pasamos en él más de 40 horas a la semana”.

“Queremos que el trabajo no sea un obstáculo, sino un aliado para las personas con diabetes”, explica. La asociación ha programado charlas en empresas como Navantia y el Valle de Escombreras, además de encuentros con representantes sindicales y de prevención de riesgos laborales.

Baños denuncia también que en la Región de Murcia aún no se permite presentarse a las oposiciones de Policía Local a las personas con diabetes, algo que “ya está resuelto desde hace seis años en otras comunidades”. “Es una discriminación que no tiene sentido en pleno 2025”, subraya.

“La diabetes puede ser una oportunidad para cuidarse”

La enfermera y educadora en diabetes Carmen Aznar, que además convive con la enfermedad desde hace 20 años, destaca la importancia de la aceptación y la educación diabetológica.

“Cuando uno debuta, el impacto es brutal, sobre todo en niños o adultos que nunca se lo esperaban”, explica. “Pero hay que verlo como una oportunidad para cuidarse y llevar una vida más saludable.”

Aznar asegura que el primer paso es “romper el tabú y buscar ayuda en profesionales y asociaciones”. “La educación diabetológica es la clave: sin ella, no puedes coordinar ni la alimentación, ni el ejercicio, ni el tratamiento”, insiste.

En su consulta, recibe cada semana a personas recién diagnosticadas: “A veces llegan asustadas, otras negando la enfermedad. Nuestro trabajo es acompañarlas, enseñarles y demostrarles que pueden llevar una vida plena.”

Los que más cuestan: los mayores que debutan tarde

Aznar también reconoce que los casos más difíciles son los de adultos que debutan con más de 55 o 60 años. “Cambiar los hábitos de toda una vida cuesta. No es fácil renunciar a la paella del domingo o al asiático después de comer”, dice entre risas.

Por el contrario, “los niños se responsabilizan antes, incluso con cinco o seis años ya se pinchan solos o manejan su bomba de insulina mejor que muchos adultos”.

Una semana llena de actividades

La Semana de la Diabetes de SODICAR comenzó con una caminata saludable hasta Torreciega junto al grupo Senda Senior y continuará con talleres, mesas informativas en el hospital de Santa Lucía, conferencias y la XI Marcha Solidaria a Cala Cortina, que se celebrará este viernes.

Además, el miércoles se impartirá la charla “Diabetes y obesidad, una alianza peligrosa para la salud”, a cargo de la enfermera Carmen Aznar y la endocrina Belén Martínez Mulero, en el salón de actos del Museo ARQVA.

La marcha solidaria partirá desde el paseo del muelle y concluirá con lectura de manifiesto y entrega de dorsales. “Es una fiesta de la salud y la visibilización”, resume Baños.

El cierre será el sábado con una comida solidaria cuya recaudación se destinará íntegramente a proyectos de la asociación, duplicada gracias a un patrocinador local.

“Nuestro lema es claro: la prevención y la educación salvan vidas”, concluye Baños.