Ocho de cada cien bebés nacen prematuros: así se les salva la vida en Cartagena
En neonatos atienden a recién nacidos de apenas 480 gramos y acompañan a las familias en un proceso tan técnico como emocional

Entrevista neonatos Cartagena
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Cartagena
El 17 de noviembre se celebró el Día Mundial del Niño Prematuro, y en la comarca los datos hablan solos: el 8% de los nacimientos son prematuros, unos 35 al año. Pero la buena noticia es que, gracias a la evolución de la medicina y a equipos especializados como el de la Unidad de Neonatos de Cartagena, cada vez más bebés salen adelante sin secuelas.
Para entender cómo se vive un parto que se adelanta, y qué ocurre después, hablamos con dos voces que conocen este mundo desde dentro: la enfermera Raquel Cebrián y María Dolores, madre de un niño nacido con 32 semanas. “Son perfiles que ilustran muy bien esta realidad”, explicaban en el arranque de la entrevista.
“Mi hijo tiene tres años y hace unos días nos dieron el alta definitiva”
María Dolores lo recuerda con claridad. “Mi hijo tiene tres años y hace unos días nos dieron el alta en Neonatos”, cuenta con alivio. Su embarazo empezó a complicarse en la semana 27, con sangrados y riesgo de parto prematuro. “Viví con miedo, contando cada día para ganar semanas”, recuerda. A las 32 semanas y un día, los médicos decidieron provocarle el parto por seguridad: habían detectado desaceleraciones en el bebé.
Aun así, la preparación previa marcó la diferencia. “Ya me habían puesto medicación para la maduración de los pulmones”, explica. Su hijo no necesitó respirador y evolucionó bien, aunque mantuvo las revisiones propias de estos casos. “Al final tienes muchas más revisiones que un bebé a término. Te haces una experta casi sin querer”, reconoce entre risas.
“Los cuidados intensivos neonatales son una asistencia súper especializada”
Desde el otro lado, el profesional, Raquel Cebrián recuerda que la clave está en el momento del nacimiento. “Lo más complicado es la adaptación a la vida extrauterina”, explica. Y esa dificultad depende, sobre todo, de las semanas de gestación.
En Cartagena han visto casos extremos. “Hemos atendido bebés de 480 gramos y 23 o 24 semanas”, dice. En esos casos, cada milímetro de piel y cada gramo cuentan. Y el trabajo del equipo va mucho más allá de lo técnico. “No es solo asistencia técnica, hay una parte emocional enorme. Los padres están en shock”, reconoce. Por eso, cada gesto y cada explicación importa.
Las causas: un puzle de factores
Cuando se pregunta por qué ocurre un parto prematuro, Raquel lo tiene claro: no hay una única razón. “Muchas veces hay infecciones uterinas, inflamación materna, rotura prematura de bolsa, embarazos múltiples, factores genéticos o complicaciones médicas”, enumera. “Es un puzle de muchas piezas”.
En el caso de María Dolores, fueron varios sustos que acabaron obligando a provocar el parto: “Notaron desaceleraciones y me explicaron que era mejor provocar el parto al llegar a la semana 32”.
Después del susto: seguimiento, crecimiento y vida normal
Tras el nacimiento, el seguimiento es fundamental. “Se vigila el crecimiento, el desarrollo neurológico, la nutrición, la respiración…”, explica Raquel. Todo para garantizar que el bebé se desarrolle de la forma más parecida a la de un bebé nacido a término. “La edad gestacional influye muchísimo en las secuelas. Cuantas más semanas, menos riesgos”.
El hijo de María Dolores pasó por ictericia y algunos episodios típicos en prematuros, pero nada grave. “Lo hemos celebrado. Ya solo nos queda un seguimiento por la talla”, explica.
Cartagena mantiene la media: 8% de partos prematuros
La incidencia en la comarca está en línea con el resto del país. “El 8% de los nacimientos en España son prematuros y aquí estamos igual”, explica Raquel. De ellos, entre 30 y 35 bebés al año requieren ingreso por ser menores de 37 semanas.
Y cuando la historia empieza con miedo, la unidad se vuelca también en lo emocional. “Cada momento vital del bebé requiere una atención específica a los padres”, señala. Acompañar, escuchar, explicar… y dar espacio a la esperanza.
María Dolores lo resume mejor que nadie: “No es el nacimiento que sueñas, pero gracias a ellos hoy mi hijo corre, juega y vive como cualquier otro”.




