"Estos quioscos le dan vida a Cartagena”: así vive Juan Manuel la nueva etapa del sector
La nueva normativa abre la puerta a más servicios mientras los kiosqueros piden menos trabas para crecer
Entrevista Juan Manuel, quiosco La Algameca
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Cartagena
La nueva ordenanza municipal que permitirá ampliar los usos de los quioscos de Cartagena ya está en marcha. Tras su aprobación este jueves, estos tradicionales puntos de venta podrán ejercer también como heladerías, churrerías, puntos de recogida de paquetería o incluso ofrecer servicios como la venta de entradas y la recarga de la tarjeta del autobús. Una medida que busca garantizar su viabilidad y evitar que estos espacios tan característicos acaben cerrados.
Para conocer cómo reciben esta normativa quienes llevan años dando vida a estos establecimientos, nos hemos desplazado a uno de los más emblemáticos de la ciudad: el que se encuentra en la carretera de La Algameca, un punto que casi cualquier cartagenero reconoce y donde siempre hay movimiento. Allí trabaja Juan Manuel, que lleva 14 años al frente del negocio.
Los kioscos de Cartagena se reinventan: tradición, café asiático y nuevas oportunidades / ser
Los kioscos de Cartagena se reinventan: tradición, café asiático y nuevas oportunidades / ser
Mientras prepara un café asiático para un cliente, recuerda cómo llegó hasta aquí. “Trabajaba en la construcción desde joven y cuando llegó la crisis de 2010 mi tío tenía esto cerrado. Hablé con él, me lo cambió de nombre y aquí llevo 14 años”, explica. Aun así, reconoce que no fue fácil al principio: “Abrimos en plena crisis de 2011 y costó bastante, fue un momento muy duro. Pero, gracias a Dios, muy bien. Aquí seguimos”.
Este quiosco ya funciona desde hace tiempo como cafetería, algo que ahora encaja perfectamente con los nuevos usos permitidos. Juan Manuel considera que la nueva ordenanza llega en buen momento: “Lo veo muy bien. Estos quioscos le dan vida a Cartagena y a los cartageneros les gustan mucho”, afirma, defendiendo que se facilite su actividad. “Yo sería más partidario de que hubiera más tipo cafeterías. Y que fuera más fácil poder hacer las cosas, porque a veces hay mucha dificultad para poder avanzar”.
Una de esas dificultades la vive en primera persona. Lleva años intentando ampliar su terraza sin éxito, pese a presentar proyectos técnicos. “He solicitado varias veces ampliar la terraza, pero te ponen muchas dificultades. Podría avanzar y tener más trabajadores, pero no te dejan. No sé si por ser un quiosco o por qué”, critica. Aun así, mantiene la ilusión intacta: “Seguiré luchando por ampliar. Estoy muy contento con el negocio, a la gente le gusta mucho y está muy arraigado entre los cartageneros”.
El quiosco, además, se ha convertido en un punto de encuentro para trabajadores y vecinos de la zona. “Aquí viene mucho trabajador y gente del barrio. Muy sana, muy trabajadora y con muy buen ambiente”, señala Juan Manuel. Mientras nos cuenta esto, una clienta pide un bocadillo y otro de los habituales confirma el ambiente familiar: “Cuando me pilla trabajando por aquí, siempre vengo. Juan Manuel es muy bueno… y barato”, asegura entre risas antes de encargar un “lomo completo”.
La cocina también es parte importante del encanto. Allí trabaja la compañera de Juan Manuel, que maneja la plancha con soltura. Y, por supuesto, no falta el asiático cartagenero. Cuando le preguntamos a Juan Manuel cuál es el secreto para prepararlo, responde sin dudar: “Hacerlo con cariño”.
La nueva ordenanza abre así una etapa de renovación para los quioscos de Cartagena, que durante décadas han formado parte del paisaje urbano y de la vida cotidiana de la ciudad. Y en lugares como éste, donde tradición, cercanía y trabajo se combinan a diario, todo apunta a que seguirán siendo espacios llenos de vida durante muchos años más.
