“No tienen que cambiar de ciudad", los veteranos de Navantia animan a los jóvenes de Cartagena a construir futuro en casa
Los ingenieros del programa S-80 explican las claves de la maniobra de puesta a flote y el futuro del proyecto

ENTREVISTA: Cartagena vive la emoción de la botadura del S-82 con la mirada y el pulso de quienes lo hicieron posible
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Cartagena
La reciente puesta a flote del submarino S-82 'Narciso Monturiol' ha sido mucho más que una maniobra técnica en los astilleros de Cartagena. Detrás del nuevo hito del programa S-80 hay centenares de profesionales que han dedicado años de trabajo, conocimiento y pasión a un proyecto que sitúa a la industria naval española entre las más avanzadas del mundo.
Entre ellos están Ascensión Ruipérez, responsable del programa de seguimiento operativo y mejora continua del S-80, y Alfonso Bustos, responsable de gestión de producción del submarino, que comparten desde los micrófonos de Hoy por Hoy Cartagena la emoción de haber participado en este momento histórico.
“Es un lujo levantarte todos los días y decir, voy a participar de un proyecto como el submarino”, confiesa Ascensión, cartagenera y una de las ingenieras de referencia de Navantia.
“Ha sido un momento histórico que he vivido con mucha pasión. Hacíamos una maniobra con un riesgo altísimo, poniendo a flote un barco enorme”, recuerda Alfonso, que fue uno de los técnicos que permaneció dentro del submarino durante la maniobra.
El operativo, que arrancó a las siete de la mañana y concluyó sobre las ocho de la tarde, culminó con éxito.
"Terminé la carrera sin saber lo que era Navantia"
Ascensión, que estudió en la UPCT, reconoce que su historia en Navantia comenzó casi por casualidad.
“Terminé la carrera sin saber lo que era Navantia. Yo quería ser astronauta, pero mi padre, que era muy cartagenero, me dijo, haz Telecomunicaciones, que es más polivalente. Y tenía razón. Cuando entré en el astillero pensé, no sé, debe ser el flow, porque nada más parecido a una nave espacial que un submarino.”
Su trayectoria pasó por Ingeniería, en el departamento de integración del sistema de combate, y después por el área de Pruebas, “para probar lo que habíamos diseñado”, explica.
“El sistema de combate es la inteligencia del barco, cómo escuchar sin ser escuchado o ver sin ser visto. El submarino tiene que ser discreto, mimetizarse con el mar.”
Alfonso, por su parte, describe la experiencia desde dentro con una mezcla de respeto y fascinación. “Hubo momentos en los que me sentía dentro de una película. Cuando el submarino iba cogiendo profundidad y veías el agua subir en la cámara de mando… fue impresionante.”
Un proyecto que no deja de evolucionar
Ambos aseguran que el trabajo no se detiene con la botadura. “Nosotros no dejamos de mejorar. Seguimos innovando, no solo para los futuros modelos, sino también para implementar mejoras en la serie 80”, apunta Ascensión.
Navantia continúa, además, con proyectos internacionales y nuevas propuestas. “Estamos ofertando en Egipto y trabajando para ampliar la flota de la Armada española”, añade.
Faltan manos
Ruipérez lanza un mensaje claro a los jóvenes de Cartagena y la comarca, “falta mano de obra cualificada, y eso es una oportunidad para nuestros jóvenes. Hay más demanda que oferta. Todo el que quiera trabajar y hacerlo bien va a encontrar trabajo.”
Ambos insisten en que el éxito del programa se debe al equipo humano. “No somos Alfonso y Ascensión. Detrás, delante y al lado hay un equipazo entregado a la construcción de los submarinos”, subraya ella.
Con orgullo, los dos miran al futuro del astillero y del programa S-80. “Ojalá tengamos astillero durante muchos años. Me gustaría que mis hijos pudieran disfrutar de lo mismo que yo”, confiesa Alfonso, que ya se siente más cartagenero que granadino.
“Es nuestro hijo profesional”, resume Ascensión con una sonrisa cuando habla del submarino. Y se nota.




