ARBA celebra diez años de reforestación con una exposición en el antiguo CIM

Cartagena

Diez años después de plantar sus primeros árboles, ARBA Cartagena–La Unión mira atrás y descubre que aquello que comenzó casi como un impulso se ha convertido en uno de los movimientos ciudadanos más firmes en defensa del paisaje local. “Llevamos una década recuperando hábitats que muchos daban por perdidos”, explica su presidente, José Luis Sánchez, que hoy celebra junto a su equipo la inauguración de una exposición muy especial en la sala Levante del antiguo CIM. Reconoce que su pasión por la naturaleza "me viene de ver a Félix Rodríguez de la Fuente de niño, me quedaba hipnotizado ante aquellos documentales”.

Esa fascinación temprana —dice— fue la chispa que décadas después prendería en forma de voluntariado ambiental. Hoy, la asociación repasa en esta muestra cómo han renacido barrancos, laderas y collados gracias al trabajo de cientos de manos anónimas, estudiantes, familias y entidades que han colaborado en su causa.

La muestra, elaborada junto a estudiantes de Arquitectura de la UPCT, ofrece un viaje por la evolución de la asociación a través de proyectos, imágenes y testimonios. Sánchez reconoce que, pese a la experiencia acumulada, “siempre queda ese cosquilleo de que todo salga perfecto”, especialmente en un acto que reunirá a autoridades de Cartagena y La Unión, además de representantes de distintas empresas e instituciones.

La historia de ARBA es la historia de un grupo de personas empeñadas en devolver vida a los montes más castigados de la comarca. Lo hacen plantando especies autóctonas en terrenos, en su mayoría privados, cuyos propietarios ceden temporalmente para su recuperación ambiental. “Nos encontramos fincas de 10.000 o 40.000 metros cuadrados completamente degradadas. Presentamos un proyecto, buscamos financiación y nos ponemos manos a la obra”, relata el presidente.

Ese esfuerzo sostenido ha permitido que hoy puedan decir que han superado los 12.000 árboles plantados, aunque no todos han sobrevivido: “En números redondos, ahora mismo tendremos unos 10.000 árboles vivos distribuidos por los montes de Cartagena”.

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La asociación también libra una batalla silenciosa contra las especies invasoras, un problema que, según Sánchez, “la gente no percibe, pero está por todas partes: basta con mirar las autovías para ver miles de plantas que no deberían estar ahí”. Para ARBA, estas invasiones se deben en gran parte al desconocimiento en jardinería pública y privada. De ahí que hayan impulsado cambios en el Plan General para que el uso de flora autóctona sea obligatorio en nuevos espacios verdes.

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Otro de los retos recientes ha sido la grave mortandad de pinos causada por la sequía. Sánchez lo tiene claro: “El pino es autóctono, pero cuando se planta de forma masiva, sin mezclarlo con encinas, lentiscos o palmitos, se vuelve mucho más vulnerable”. Por eso defienden un modelo de bosque diverso que resista mejor los embates del clima.

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Y pese a las dificultades, en ARBA reina el optimismo. “La naturaleza se recupera; solo necesita un empujón, y nuestro trabajo es ese pequeño impulso”, asegura. Saben que muchos de los árboles que hoy plantan alcanzarán su plenitud cuando ellos ya no estén, pero eso no les desanima. “Trabajamos para los que vienen detrás”, resume Sánchez.

La exposición permanecerá abierta los próximos días e incluirá un reconocimiento a las entidades que han apoyado a la asociación durante esta década. Tras el acto inaugural, los asistentes podrán disfrutar de un vino español con productos de proximidad y cultivo agroecológico.