La Guía Repsol premia la tradición de la Churrería de Santa Florentina de Cartagena
El Solete pone en valor la trayectoria de Andrés, el 'militar churrero' que cambió el uniforme por la masa caliente sin perder la vocación

'La Churrería de Santa Florentina', entre los nuevos ‘Soletes’ Repsol por su encanto y tradición. / SER

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ENTREVISTA I 'La Churrería de Santa Florentina', entre los nuevos ‘Soletes’ Repsol por su encanto y tradición.
Cartagena
La Churrería de Santa Florentina ha sido incluida por la Guía Repsol entre los nuevos 'Soletes de Navidad' de la Región de Murcia, un reconocimiento reservado a lugares con alma, historia y autenticidad.

'La Churrería de Santa Florentina', entre los nuevos ‘Soletes’ Repsol por su encanto y tradición. / SER

'La Churrería de Santa Florentina', entre los nuevos ‘Soletes’ Repsol por su encanto y tradición. / SER
Situada en pleno casco histórico, este establecimiento, convertido en símbolo cotidiano para generaciones de cartageneros, sigue despertando cada mañana el olor más reconocible de Cartagena. A media mañana nos recibe Andrés, heredero de una larga saga churrera.

'La Churrería de Santa Florentina', entre los nuevos ‘Soletes’ Repsol por su encanto y tradición. / SER

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La historia del negocio se remonta más lejos de lo que muchos creen. Sus padres vivían en la Morería y bajaban cada día con un carrillo al antiguo mercado de Santa Florentina. Tras la guerra llegó la primera concesión municipal y con ella los kioscos de madera. “En el 72 pasamos a uno metálico”, recuerda. Finalmente, la churrería se trasladó al bajo actual tras décadas de evolución.

'La Churrería de Santa Florentina', entre los nuevos ‘Soletes’ Repsol por su encanto y tradición. / SER

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Una pasión heredada… y adoptada
La vida de Andrés se ha contado entre la masa caliente y el uniforme militar. “Mi padre no quería que fuera churrero. Me fui a la academia de suboficiales y fui militar… pero me gustaba ser churrero”. Su sucesor actual, Henry, trabajó con él más de una década. “Mi familia no tenía descendencia que quisiera seguir, pero él se quiso quedar”, explica. Y aunque admite que “duele un poco” que el negocio no siga por línea familiar, lo importante, dice, es la continuidad.

'La Churrería de Santa Florentina', entre los nuevos ‘Soletes’ Repsol por su encanto y tradición. / SER

'La Churrería de Santa Florentina', entre los nuevos ‘Soletes’ Repsol por su encanto y tradición. / SER
“Mi solete es todas las mañanas ese zagas pequeñico que se unta la camisa de chocolate. Eso vale para abrir todos los días a las cinco de la mañana”.
La churrería conserva una elaboración propia, muy reconocible, desde hace casi un siglo. El sello está en la famosa “rueda”. “La típica aquí era la masa siempre bicarbonatada. Mi abuelo pensó en hacer algo parecido al buñuelo, pero sin ser buñuelo”, cuenta.

Para evitar disputas por “la porra”, el padre de Andrés ideó las ruedas individuales. “Que cada uno se lleve la porra y el final”.
Aunque muchos cruceristas pasan por la zona, Andrés lo tiene claro, “mi cliente es el cartagenero. Si tuviera que vivir de los cruceros, este hombre ya hubiera cerrado”. La fidelidad, asegura, viene del día a día, padres, madres, trabajadores, vecinos de la zona.




