El Sabadell gana en el Enrique Roca y frena la buena racha del Real Murcia

Murcia

El Enrique Roca vivió una noche intensa, con 11.295 espectadores que no dejaron de empujar, pero el Real Murcia tropezó por primera vez en la era Colunga. El Sabadell, sólido y eficaz, se llevó un duelo muy competido (0-1) y se convirtió en el primer verdugo del técnico ovetense, que hasta ahora había firmado una racha casi perfecta. El fútbol, como él mismo repite cada semana, también tiene días amargos. Y este sábado tocó uno.

El partido tuvo de todo: giros tácticos, cambios tempranos, debut de un canterano y un rival que demostró por qué está entre los mejores del grupo. El Sabadell no es casualidad: once porterías a cero en dieciséis jornadas, con la de hoy, y una estructura que apenas concede. El Murcia lo intentó hasta el último segundo, pero se estrelló contra un muro llamado Diego Fuoli.

El choque empezó con un jarro de agua fría. Minuto siete, centro desde la izquierda, control de Priego y disparo cruzado tras botar en el césped para dentro. El 0-1 condicionó todo. El Sabadell, cómodo con ventaja, se replegó y esperó su momento. El Murcia, obligado a remar, buscó el empate con más corazón que precisión.

Ekain tuvo la primera gran ocasión: remate al palo tras centro de Juan Carlos Real. Por la derecha, David Vicente se proyectaba con insistencia, Pedro Benito peleaba cada balón y la grada rugía. Pero faltaba continuidad. Isi Gómez, Real y Antonio David no lograban imponer criterio en la medular. Palmberg, aunque activo por la izquierda, parecía fuera de sitio. Colunga no esperó: a la media hora, cambio drástico. El brasileño fuera para que entrase Flakus. El esloveno, pulmón y chispa, entró para agitar el partido.

El primer cambio, a la media hora de partido

Antes del descanso, el Murcia reclamó un gol anulado por fuera de juego tras revisión del FVS. Y mientras tanto, el Sabadell seguía mostrando colmillo. Ton Ripoll, exgrana, rozó el segundo con un disparo que Gazzaniga sacó con reflejos felinos. Poco después, otra intervención salvadora ante Sergi Segura en un mano a mano. El Murcia se iba vivo al descanso, pero superado en sensaciones.

La segunda parte arrancó con otro movimiento: Bustos por Juan Carlos Real. El técnico local no se rendía. Y el cambio surtió efecto. El Murcia ganó profundidad y velocidad. Flakus, omnipresente, se convirtió en la referencia ofensiva. Peleaba cada envío largo, retenía el balón y aceleraba por la izquierda. En una de esas, llegó a línea de fondo y puso atrás para Bustos, que remató sin éxito.

El Sabadell, fiel a su guion, esperaba para golpear. Una falta en la frontal terminó en el larguero y silenció el Enrique Roca. Pero Colunga respondió con otro golpe de efecto: debut de Alejandro Meca, atacante del filial. El mensaje era claro: ir a por todas.

El tramo final fue un monólogo grana. Pedro Benito habilitó a Flakus en carrera, mano a mano con Fuoli y el meta visitante tapó el disparo. La grada se encendió. El Murcia embotelló al Sabadell. Llegaron las protestas por un posible penalti a Héctor tras un córner, pero el colegiado Monterrubio dijo no a la nueva petición de FVS. Colunga agotó los cambios con Pedro León y Cristo Romero.

Y entonces llegaron las dos más claras: centro de Cristo, remate a bocajarro de Pedro Benito, paradón de Fuoli. Instantes después, Meca lo intentó desde el área pequeña, y otra vez el portero se hizo gigante.

Diego Fuoli, decisivo para los visitantes

El Murcia lo intentó hasta el pitido final. Con fe, con empuje, con la grada volcada. Pero sin premio. Primera derrota desde el 30 de octubre. Se corta la racha, pero no la ilusión: 16 puntos de 21, cinco victorias, un empate y ahora una derrota, además de los dos pases de ronda en el torneo del K.O. El equipo sigue en zona alta y con la Copa del Rey en el horizonte.

El jueves, noche grande en el Enrique Roca. Llega el Real Betis en Copa del Rey. Un Primera, un reto mayúsculo y una oportunidad para volver a sonreír. Después, último partido liguero del año ante el Europa. Dos citas para cerrar 2025 con la misma energía que ha devuelto Colunga al murcianismo.