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La peligrosa tradición del picador de mineral deja un fallecido este fin de semana en el Llano del Beal

Salvador Inglés, presidente del Centro de Excursionistas de Cartagena, recuerda que las minas abandonadas siguen siendo un grave riesgo pese a estar señalizadas

Radio Murcia

Cartagena

La peligrosa tradición del picador de mineral ha vuelto a teñir de tragedia los montes de Cartagena. Este fin de semana, un varón, vecino de Los Dolores, ha fallecido tras sufrir un accidente en una mina abandonada del Llano del Beal, una zona especialmente salpicada de antiguas explotaciones mineras.

El suceso ha causado una profunda conmoción en la comarca, no solo por el desenlace, sino porque el fallecido era una persona con amplia experiencia. Según explica Salvador Inglés, presidente del Centro Excursionista de Cartagena y vicepresidente de la Federación de Montaña, el hombre llevaba “más de treinta años metiéndose en minas y coleccionando e intercambiando minerales”. Una práctica habitual en la zona, aunque poco conocida fuera de este entorno. “Muchos de los minerales que se ven en mercadillos o quioscos salen de aquí o de intercambios entre coleccionistas”, señala.

Inglés recuerda que la zona del Llano del Beal concentra un gran número de pozos y galerías debido a su pasado minero. “Son montes pequeños, salpicados de minas, caminos y senderos”, explica, lo que hace que excursionistas, senderistas y aficionados a los minerales coincidan con frecuencia en estos parajes. Aunque el fallecido no era senderista, sí conocía perfectamente el terreno y solía acceder a las minas con normalidad.

Respecto a la seguridad, el presidente del Centro Excursionista subraya que, en general, “los pozos se ven perfectamente, están localizados y señalizados, muchos con brocales de hormigón e incluso rejas”. Sin embargo, advierte de que eso no elimina el riesgo. “También te puedes encontrar minas a las que se entra andando, y te metes y tienes un problema”, señala.

El acceso libre a muchas de estas minas es uno de los grandes peligros. Aunque para personas con experiencia puede parecer una actividad normal, Inglés insiste en que entrar en una mina abandonada siempre implica un riesgo. “Nunca pasa nada hasta que pasa”, advierte, recordando que las estructuras internas, como vigas de madera con más de 70 u 80 años, pueden ceder en cualquier momento y provocar derrumbes.

El accidente del Llano del Beal no es un hecho aislado. Salvador Inglés recuerda que el último suceso mortal similar en esta zona se produjo en 2005, con la misma tipología de accidente. “Estaba picando minerales y le cayó una piedra encima. La confianza, muchas veces, mata”, resume.

Desde el colectivo excursionista insisten en la necesidad de extremar la prudencia y recuerdan que, aunque se trate de una práctica arraigada en la comarca, las minas abandonadas no cuentan con medidas de seguridad y pueden convertirse en trampas mortales incluso para quienes llevan toda una vida recorriéndolas.

Teresa García Navarro

Teresa García Navarro

Licenciada en Filología Hispánica y en Periodismo. Más de 30 años ligada a la comunicación. Comenzó...

 

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