Misa de gallo, aguilando y fiesta de los rebuznos, las cuadrillas del Campo de Cartagena y la Nochebuena más tradicional

Cartagena

Miembros de la Cuadrilla Las Balsicas comparten los sonidos más tradicionales de la Nochebuena en el Campo de Cartagena.

En esta ocasión, el estudio de Radio Cartagena se llenó de ese espíritu gracias a Juan Diego Celdrán, trovero y miembro activo de las cuadrillas, acompañado de Paco “el Choto”, Bartolo “el Tabilla” y Juanfran “el Bandu”, todos de la zona de Tallante, Las Balsicas y El Mingrano, donde la Navidad se vive a golpe de copla.

“Madre mía, los cuadrilleros estos días no paramos”, bromea Juan Diego. “Pero con vosotros he hecho un hueco, y me he traído a unos amigos de más allá de Tallante”. A su lado, los músicos repasan anécdotas y tradiciones que siguen manteniendo vivas cada diciembre, desde las jotas y malagueñas hasta el inconfundible aguilando, que reservan para cerrar el programa.

La Misa de Gallo, una noche sin dormir

En el calendario de las cuadrillas, la Misa de Gallo ocupa un lugar sagrado. “La misa de gallo es a partir de las doce. Cuando termina, cantamos villancicos y pasamos la noche entera cantando. Esta noche no se dormía”, recuerda Bartolo el Tabilla. Años atrás, los vecinos se levantaban de la mesa para acudir a la iglesia y luego seguían de casa en casa, cantando hasta que amanecía. “Era una desesperación, pero se hacía con gusto. Era una tradición muy vieja; yo la recuerdo desde que era crío y mi madre cantaba mejor que yo”.

Hoy las costumbres se adaptan. En Tallante, explicaba Juan Diego, “nuestro párroco tiene que hacer la misa a las seis de la tarde, y luego acompaño a la cuadrilla de Las Palas de Fuente Álamo a medianoche”. El espíritu es el mismo, aunque las circunstancias cambien. “Las cuadrillas tienen ganas, pero los pueblos han cambiado. La gente vive más lejos unas de otras, o tiene otros planes. Y esa costumbre de esperar a la cuadrilla en casa, eso también se va perdiendo”.

“Antes nos recibían de madrugada; ahora muchos prefieren dormir”

“Antes salíamos de puerta en puerta, y la gente nos abría encantada. Ahora muchos se enfadan si les cantas a las tres de la mañana”, dice Paco entre risas. “Pero seguimos haciéndolo, porque nos mantiene vivos”. Y es que, aunque los años pesan, los cuadrilleros no pierden el humor. “Nos abrigamos, nos echamos una bufanda al cuello y a la calle. Pero claro, ya nos duele un codo o una pierna y no podemos pasarnos de rosca”, confiesan entre bromas.

La Fiesta de los Rebuznos. 400 años de humor y música

Más allá de la Nochebuena, Las Balsicas celebra otra cita singular que sobrevive desde hace más de cuatro siglos, la Fiesta de los Rebuznos, que coincide con el Día de los Santos Inocentes.

“Empieza el 26 con el pregón, el 27 bajamos la Virgen en romería, y el 28 es el día grande”, explica Bartolo el Tabilla, que ha participado toda su vida en esta tradición.

“Yo he hecho los rebuznos toda la vida, con mi madre, que bailaba la malagueña. Llevo unos 45 años metido en esto”. La fiesta reúne cada año a cientos de vecinos alrededor de una paella gigante de hasta 700 raciones, música en directo, juegos infantiles, caliche y coplas de Pascua.

El origen de esta celebración está en los bailes de pujas o fiestas de inocentes, en los que se pagaba para “molestar” o “salvarse” de ser objeto de bromas. “Pagabas para que te molestaran o para que no te molestaran. El dinero recaudado se usaba para arreglar la iglesia o cosas del pueblo. Las cuadrillas eran en realidad hermandades”, explicaba Juan Diego. “Esta fiesta no existe en ningún otro sitio. Muchos pueblos han intentado recuperarla, pero en Las Balsicas nunca se ha perdido, y eso es de alabar”.

Con el aguilando final, los músicos recuerdan que este sábado tendrá lugar el Encuentro de Cuadrillas de Cartagena, en la plaza del Icue, a partir de las once de la mañana.