Nochebuena de guardia en el Santa Lucía de Cartagena
Antonio Martínez, hematólogo, recuerda que “la enfermedad no entiende de fiestas”
Entrevista hematólogo, Antonio Hernández
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Cartagena
La Nochebuena no es igual para todos. Mientras muchas familias se reúnen alrededor de la mesa, hay quienes pasan esta noche trabajando, pendientes de cuidar a los demás. “El mundo continúa, aunque sea Nochebuena y parezca que todo se para”, recuerdan quienes saben que la Navidad también se vive desde el deber.
Es el caso de los sanitarios, que mantienen activos los servicios esenciales. En el Hospital General Universitario Santa Lucía de Cartagena, el hematólogo Antonio Martínez estará esta noche de guardia. No es la primera vez que le toca trabajar en una fecha señalada. “Ya tengo unos años y estoy acostumbrado a este tipo de guardias”, explica, aunque reconoce que eso no significa que resulte indiferente. “Obviamente preferimos estar en familia, pero tengo muy asumido que hay que hacerlo”.
Porque, como él mismo señala, “la enfermedad no conoce ni de fiestas, ni de estaciones”. De hecho, estas fechas coinciden con un momento de alta presión asistencial. “Con el frío empieza la epidemia de gripe y la afluencia a Urgencias es muy grande”, apunta, lo que obliga a mantener toda la actividad urgente del hospital.
Para hacer más llevadera la noche, el hospital intenta crear un ambiente especial. “La cena se organiza entre los compañeros; es lo más habitual porque estamos trabajando y hay que responder rápido ante cualquier urgencia”, explica Antonio. Habrá también una cena especial preparada por la cocina del hospital, aunque muchos profesionales llevan algo sencillo de casa. “Alguna tortilla, alguna cosa así… marisco no”, comenta.
El cuidado se extiende también a los pacientes que pasarán la Nochebuena ingresados. “Es bastante triste para ellos no poder estar en casa”, reconoce el hematólogo. Por eso, desde el hospital se intenta animarlos dentro de las circunstancias: “Las plantas se adornan, las enfermeras a veces llevan motivos navideños y se les pasa una cena especial”.
Y entre tanto trabajo, aún hay espacio para la ilusión. Antonio confiesa que tiene preparada “alguna alta por ahí”, una manera de adelantar un regalo muy especial. “Se hace el esfuerzo por alegrarles la noche”, dice, consciente de lo que supone poder volver a casa en estas fechas.
Una Nochebuena distinta, marcada por la vocación y el compromiso de quienes, mientras otros celebran, siguen cuidando para que nadie se quede sin atención, incluso en la noche más familiar del año.
