Terrazas llenas y barras a pleno rendimiento en la Tardebuena cartagenera
La hostelería vive una de las jornadas más intensas del año en una tradición que no deja de crecer

Conexión Tardebuena en Cartagena
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Cartagena
Cartagena vive una de sus tardes más especiales del año. La Tardebuena vuelve a llenar calles y terrazas, confirmando una costumbre que, lejos de perderse, gana fuerza con el paso del tiempo. “Era de prever, porque la Tardebuena siempre es así”, comentan desde la hostelería, donde el ambiente festivo se respira desde primera hora.
En bares y restaurantes el perfil es tan diverso como el propio municipio. “Tenemos perfiles de todas las edades, desde gente muy joven que viene a tomarse un chacolí con una gilda, hasta quien aprovecha para comer de aperitivo”, explica Mariano, hostelero del centro. Eso sí, en un día como hoy predomina la rotación rápida: “Muchísima gente, todo el mundo en la calle, todo el mundo preparándose para esta noche”.
Entre los clientes hay un denominador común que se repite una y otra vez: “Sobre todo salen los que no tienen que cocinar”, una afirmación que arranca sonrisas y asentimientos en cada mesa. Algunos reconocen que llevan “dos o tres años” repitiendo la experiencia y que ya forma parte de su tradición navideña.
La hostelería afronta una de las jornadas más intensas del año, aunque no falta la vocación. “Me encanta trabajar este día, me encanta el trato con la gente y ver a los clientes contentos”, asegura Mariano, que prevé cerrar sobre las siete de la tarde para poder llegar a casa y disfrutar también de la noche en familia.
Cervezas, marineras y brindis se reparten por toda la ciudad. “Una marinera con una buena cervecita para empezar la Nochebuena no puede faltar en Cartagena”, comentan algunos jóvenes, conscientes de que hay que “llegar en condiciones a casa”, aunque reconocen que no siempre es fácil.
La Tardebuena se confirma así como un fenómeno social que va a más, una celebración espontánea que convierte las horas previas a la cena en un punto de encuentro intergeneracional. Eso sí, sin olvidar el consejo que más se repite al caer la tarde: no apurar demasiado, llegar con hambre… y con ganas de compartir la mesa.




