Ayer Palestina, hoy Nicaragua

Madrid

Ayer Palestina, hoy Nicaragua. En 2018 estalló en Nicaragua un masivo movimiento social que fue reprimido a sangre y fuego. Los manifestantes protestaban por sus condiciones de vida y pedían que se marchase la pareja presidencial compuesta por Daniel Ortega y Rosario Murillo, una dictadura familiar dinástica. El balance fue de alrededor de 350 muertos, miles de heridos, centenares de presos políticos y decenas de miles de exiliados, algunos de los cuales están en España, pero en la narrativa oficial no existen aquellas protestas ni la represión con la que acabaron. Nicaragua se está convirtiendo en el país del silencio. Nadie puede expresarse. Lo cuenta Sergio Ramírez en su última novela 'Tongo Lele no sabía bailar', que no se puede encontrar en el interior del país más que de forma clandestina. La Iglesia nicaragüense, que es la de Ernesto Cardenal, utilizó los templos para amparar a los protagonistas del estallido social. Los púlpitos como trincheras. Ahora Ortega y Murillo han propiciado un informe en el que piden que se juzgue a los religiosos por aquellas complicidades y que se les confisquen sus bienes. Los sacerdotes son el último eslabón atacado. Ucrania hace olvidar a veces los abusos que se convierten en otras partes del mundo. Ayer Palestina, hoy Nicaragua.