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Cannes 2022: un festival político que busca rentabilizar el cine de autor

El Festival de Cannes vuelve como gran mercado y como reivindicación de un cine de autor en peligro de extinción con la taquilla dando sustos y las plataformas ganando terreno

Varios operarios montan el cartel oficial de la 75ª edición del Festival de Cine de Cannes, en el Palacio de los Festivales de Cannes / SEBASTIEN NOGIER (EFE)

Cannes

Al Festival de Cannes le pasa como a Eurovisión, fueron creados casi a la vez y con un objetivo político en una Europa dividida políticamente. Los dos eventos culturales, de los más celebrados del viejo continente tuvieron como vemos un origen geopolítico muy claro. Eurovisión fomentar la concordia entre países después de la guerra y Cannes hacer frente a la propaganda cultural del fascismo contrarrestando la fuerza del Festival de Venecia. La guerra impidió que se celebrase y después sirvió para pacificar Europa. Desde entonces nunca ha dejado de tener un impacto político, económico y cultural en Francia, obviamente, pero también en el resto de países europeos.

Podemos definir a Cannes como el más importante de los festivales de cine. El de mayor impacto, el de mayor glamour y el más cinéfilo. Este año celebra su 75º edición y lo hace en un contexto donde la guerra y la política van a estar muy presentes, como advertía en la presentación su responsable Thierry Frémaux. No ganará la Palma de Oro una película ucraniana, como ocurrió en Eurovisión, ya que ningún cineasta de aquel país compite, pero sí estará muy presente el cine ucraniano en el resto de secciones del certamen. Sergei Loznitsa, cineasta ucraniano asiduo a Cannes, regresa con una nueva película que habla del conflicto entre Rusia y Ucrania: The natural history of destruction.

Fuera de la sección oficial, en Una cierta mirada debuta otro director ucraniano con su primera película. Bachennya Metelyka o Butterfly vision, de Maksim Nakonechnyi. Una película también sobre guerra, secuestros, prisioneros que, en palabras de Frémaux, "evoca obviamente a la cuestión del Donbass y uno pensaría que se ha filmado ahí hace dos meses". El certamen anunció hace unos días una de las últimas incorporaciones, Mariupolis 2, última película del director lituano Mantas Kvedaravicius, que falleció en abril en la ciudad ucraniana de Mariúpol, donde había sido filmada esta cinta, cuando trataba de salir del país en medio de la guerra. Mariupolis 2 es una película que muestra la vida que continúa bajo las bombas.

En sección oficial sí habrá presencia rusa, el director Kirill Serebrennikov con 'Tchaïkovski’s wife', una biografía polémica del compositor ruso y su esposa. Serebrennikov ya presentó película en competición el año pasado, pero no pudo acudir, ya que el gobierno ruso lo tenía bajo arresto domiciliario. Ahora se encuentra exiliado en París y es uno de los autores más combativos contra Putin. El festival ya anunció que no habría pabellón ruso este año ni acuerdos con productoras afines al gobierno, pero que acogería a cualquier artista disidente con el país.

"Mandamos un comunicado condenando la guerra, con una declaración muy precisa: que no habría presencia gubernamental rusa, porque el gobierno es el que hace la guerra, ni periodistas que representan periódicos de la línea oficial. No es una prohibición a los periodistas rusos, sino a aquellos que trabajan por defender esa línea oficial. Claro que hay rusos, artistas, productores y periodistas, pero aquellos que han roto con su país", defendía Thierry Frémaux, en una acalorada rueda de prensa donde se le afeó que India sea el país invitado del Mercado del Cine cuando apoya la contienda rusa.

Pesos pesados, poco riesgo y pocas mujeres

Por lo demás, el Festival de Cannes apuesta por pesos pesados y conocidos. Aunque solo hay tres americanos en competición oficial: Kelly Reichardt, David Cronenberg y James Gray. Cronenberg -aunque en realidad es canadiense- con 'Crimes of the future', una perturbadora propuesta con Viggo Mortensen, Kirsten Stewart y Léa Seydoux. Y James Gray con 'Armaggedon Time', con Anne Hathaway y Anthony Hopkins. Son las únicas estrellas en una edición que vuelve a apostar por el cine de autor y aquellos directores que considera de la casa, como los hermanos Dardenne, que volverán a traer cine social a la Croissette; o el sueco Ruben Östlund, que ya ganó con 'The Square', y que regresa con otra comedia más política; o el rumano Cristian Mungiu.

También vuelve a ser noticia, desgraciadamente, la escasa presencia de mujeres. Cannes vuelve a olvidarse de las directoras, solo tres compiten en sección oficial: tres realizadoras francesas, Valeria Bruni Tedeschi con Les Amediers, Claire Denis con Stars at Noon y Léonor Serraille con Un petit frère. Junto a ellas la americana Kelly Reichardt con Showing Up. Salvo Bruni Tedeschi, el resto van los dos últimos días.

"No creo que no haya pocas mujeres", decía Frémaux antes de la inauguración. Para él hay un 25 por ciento en sección oficial". Para el director de Cannes hay claramente dos generaciones que componen la sección oficial, una de veteranos donde claramente hay menos mujeres, y otra nueva generación donde dominan las directoras " Las cosas evolucionan, pero hay que decir que todos los premios del año pasado en Cannes los ganaron mujeres. Todos los premios. Está bien celebrar esa evolución. Todas las mujeres han ganado en festivales", añadía para después rechazar que Cannes vaya a imponer cuotas. "Nunca un director de cine de Cannes ha dejado de seleccionar una película porque fuera dirigida por una mujer, ¿qué hay que hacer ahora dejar de seleccionar una película dirigida por un hombre?", preguntaba a la prensa

Fuera de competición hay algunas películas llamativas, para atraer la atención del público, como Top Gun: Maverick, de Joseph Kosinski y protagonizada por Tom Cruise, a quien el festival rendirá un homenaje en el segundo día tras la apertura. "Tom Cruise es una de las únicas estrellas que se ha dedicado esclusivamente a las salas y que defiende el cine, tiene toda la lógica que esté en Cannes".

También podrá verse Elvis, de Baz Luhrmann, sobre el rey del rock. Un documental sobre Jerry Lee Lewis, 'Trouble in mind', que firma Ethan Coen. Three Thousand Years of Longing, del australiano George Miller, con Idris Elba y Tilda Swinton. Y en las sesiones de medianoche Brett Morgen homenajeará a David Bowie en 'Moonage Daydream', donde habla de hasta qué punto el artista estaba interesado en el cine y fue pionero en sus videoclips.

Reactivar el cine de autor y la taquilla

La edición del año pasado de Cannes estuvo marcada por los protocolos COVID, por la vuelta incipiente a las salas y a la presencialidad. La celebración de Cannes, único festival que se suspendió durante la pandemia, fue crucial e indispensable para el cine europeo y para el cine independiente mundial. Bajo el Palais de la ciudad se desarrolla el mercado, donde productores y distribuidores compran y venden películas. En un año donde el cine de autor apenas ha funcionado en la taquilla y donde solo el cine de superhéroes parece tener futuro, Cannes se hace más indispensable que nunca. Un país o un continente sin una cinematografía potente no es nada. Eso lo saben los franceses, y lucharán, una edición más, por conseguir que el cine europeo no desfallezca.

Hay esperanza, una de las películas que mejor ha funcionado en la taquilla española esta temporada fue precisamente uno de los éxitos de la pasada edición del Festival de Cannes, La peor persona del mundo, del noruego Joachim Trier. Distribuida por Elastica Films en nuestro país, ha sido una de las sensaciones dentro del cine de autor que sí ha encontrado un público en la taquilla. También Cannes ha dado relevancia a otra de las películas de la temporada, la japonesa Drive my car, nominada a cuatro premios Oscar, entre ellos mejor película. La cinta de Hamaguchi, una adaptación de un relato de Murakami, en japonés y de casi tres horas de duración logró finalmente el Oscar a mejor película internacional. Un premio que no hubiera logrado sin el empuje de Cannes. Y es que el certamen, por mucho que insistan, sigue vivo y con fuerza y este año será importante para marcar las líneas del futuro.

En el mercado ya se habla de encuentros sobre criptomonedas y NFT aplicados al mundo del cine. También de charlas y paneles para distribuir producción europea, además de los foros habituales para lograr coproducciones entre países. Y mientas, un año más que Netflix no aparece en el certamen, a pesar del acuerdo alcanzado con el gobierno francés, por el que la plataforma se compromete a financiar una cuota de cine galo cada año. Lo que España no ha logrado en su nueva Ley Adiovisual, los franceses sí.

El cine español ante uno de los años más importantes

La Palma de Oro —creada por la firma de joyas Chopard y valorada en 22.000 euros— sigue siendo el galardón más prestigioso en el mundo del cine. Las películas que la logran se convierten en parte de la historia del séptimo arte, como El Gatopardo, Pulp Fiction o Parásitos, el último gran fenómeno cannois. Solo un español la ha logrado, Luis Buñuel con Viridiana. Desde entonces el que más cerca ha estado —y en varias ocasiones— ha sido Pedro Almodóvar. Es difícil que otro director o directora españoles entren en competición, pero este año se ha acabado esa mala suerte. Albert Serra compite con Bora Bora, una coproducción francesa y catalana que cuenta con Sergi López en el reparto.

Es la cuarta vez que Albert Serra estará en la Costa Azul, donde ha ido presentando otros de sus trabajos, como Honor de cavalleria, La Muerte de Luis XIV, una monumental película con Jean Pierre Léaud. Bora Bora es la historia de una escritora que vuelve a su hogar en la Polinesia Francesa tras haber triunfado en Francia. Pero su vuelta está rodeada de desconcierto debido a una crisis creativa en la que está sumida.

La presencia de Albert Serra es un nuevo hito del cine español en este año en el que Carla Simón ha ganado el Oso de Oro en Berlín con Alcarràs. Normalmente, es difícil que una película española se cuele en competición salvo las de Pedro Almodóvar, con lo que la presencia de Serra es ya una buena noticia para nuestro cine.

Además, en la Quincena de Realizadores estará Elena López Riera con su ópera prima, El agua, protagonizada por Luna Pamiés, Bárbara Lennie y Alberto Olmo. "Es una recompensa enorme a un trabajo muy largo y un esfuerzo enorme que hemos hecho todos. Es un trabajo colectivo y significa el reconocimiento de todas las personas que han trabajado en la película", decía la directora al conocer la noticia en la Cadena SER. También en la Semana de la Crítica habrá dos directoras españolas que presentarán el próximo mes de mayo sus cortometrajes en el certamen. Se trata de 'Cuerdas', de la cineasta vasca Estíbaliz Urresola y 'Nisam je stigao voljeti', de Anna Fernández de Paco.

Sin embargo, el gobierno español debería tomar nota. Este cine independiente, el que muestra al mundo un retrato diferente de España, el que juega en las grandes ligas internacionales adolece de financiación y apoyo y cada vez está más arrinconado en favor de las plataformas y las grandes producciones. Que el éxito de estas películas independientes llegue en el año en el que se termina de redactar la Ley Audiovisual y la Ley del Cine debería servir para que en estas normas quede protegida la producción independiente en nuestro país.

Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 
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