Carlos Dada: "En mi país, la pena es mayor para un periodista que para un violador"

Madrid

Si algo tienen en común los autócratas es que siempre tratan de enterrar bajo una gruesa capa de opacidad todas sus vergüenzas. Y a menudo es sorprendente cómo una decisión y otra terminan convirtiéndose en un corpus de represión y, a la larga, en algo muy parecido a una dictadura. Cuando el periodismo no está ahí, cuando los periodistas no pueden hacer su trabajo, la distancia entre los ciudadanos y el poder se convierte en una brecha insalvable. Y este es el primer paso para que quienes manejan los resortes del Estado, los resortes del poder, lo terminen acaparando todo. El silencio no es una opción. Así rezaba hace un mes una editorial del Faro, que es un periódico digital de El Salvador, especializado en investigación, corrupción y violencia en América Latina. El 5 de abril, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, prácticamente legalizó la censura con penas de hasta 15 años por informar sobre pandillas, sobre sus víctimas y el control que ejercen en la población. Es un paso más en la deriva autoritaria en ese país centroamericano. Aimar Bretos entrevista en Hora 25 a Carlos Dada, el director de 'El Faro', uno de los medios digitales de Latinoamérica, concretamente, de El Salvador.

Régimen de excepción

"Estamos jurídicamente en un régimen de excepción dictado por el Presidente. Estamos ahora mismo en un momento de mucha intensidad a la cola de tres años, desde la llegada al poder de Nayib Bukele. Estamos ante un presidente autócrata, que ha concentrado mucho poder. Controla hoy los tres poderes del Estado: el Ejército, la policía, que ahora son brazos armados al servicio del Presidente, la Fiscalía General de la República y todo el circuito de jueces. Tiene especial encono contra las voces críticas y disidentes que van quedando cada vez menos en El Salvador y ha desmantelado toda la institucionalidad democrática que tanto nos costó construir a partir de nuestros acuerdos de paz. Y bueno, el periodismo ha sido especialmente perseguido y atacado por este régimen. En mi país, la pena es mayor para un periodista que para un violador".

Furia contra el periodismo

"Hace año y medio Nayib Bukele había logrado descender las tasas de homicidio a niveles de países desarrollados. Era uno de los países más violentos del mundo y él lo acreditaba a un efectivo plan de seguridad pública. Nosotros descubrimos que en realidad tenía un acuerdo secreto con las pandillas y que ese acuerdo era que las pandillas ordenaran parar los homicidios en las calles. Y esto fue lo que desató su furia contra el periodismo. Ha negado hasta hoy ese acuerdo. Nos ha acusado de inventarnos la historia por perjudicar su ejercicio en el Ejecutivo. Ha sido un intenso año y medio de persecución jurídica, de persecución física, de intervención".

¿Cómo funcionan las pandillas?

"Las pandillas, que son un fenómeno importado o exportado al Salvador desde Estados Unidos, tienen unas estructuras, digamos, bastante horizontales, ancladas en territorios. En cada territorio hay, o en cada barrio o cada comunidad, una sucursal, por llamarla así, de la pandilla. Una clica se llama y estas clicas, que tienen por lo general bastante autonomía, van respondiendo a líderes que están más arriba. Normalmente, los voceros de las pandillas, como les llaman ellos, son gente que está en las cárceles, son los viejos pandilleros que casi todos están en prisión.

Financiación de las pandillas

"Se financian a través de la extorsión, sobre todo de gente muy pobre a la que mantienen con la pistola en la cabeza, a panaderos, a pequeños comerciantes, a vendedores... Los tienen con una pistola en la cabeza, amenazando con matarlos y matándolos si no pagan la extorsión".

Únete al canal de WhatsApp de la SER

Vivir amenazado

"Probablemente, desde que se fundó El Faro, hace 24 años, nuestro ejercicio periodístico nunca ha estado más amenazado y nunca he estado en mayor riesgo que ahora, porque es el Estado mismo el que nos está atacando por todos lados, con juicios de hacienda, con juicios penales, con acusaciones, linchamientos públicos, con persecución, enviando drones a nuestras casas, metiéndose a robar computadoras, siguiéndonos cuando salimos a las calles, amenazándonos desde las cuentas del Presidente de la República y el secretario de prensa... El linchamiento público es mayúsculo".