Rubén Pozo: “La belleza es un conjunto de perfecciones e imperfecciones en el mismo lugar”
El ex Pereza presenta ‘Vampiro’, su cuarto álbum de estudio
Rubén Pozo: “La belleza es un conjunto de perfecciones e imperfecciones en el mismo lugar”
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Soria
‘Hace más feliz un sí que un no’, canta Rubén Pozo en el primer verso de ‘Vampiro’, su cuarto álbum de estudio y el primero en cinco años -exceptuando su fugaz colaboración con Lichis, que parió un disco a dos bandas titulado ‘Mesa para dos’-. Y, sin duda, felices están los seguidores del ex Pereza tras tener en sus manos un nuevo puñado de canciones de un tipo que, a base de su fidelidad hacia un estilo y la de sus seguidores a él mismo, lleva ya diez años peleando a cara de perro una carrera en solitario.
‘Vampiro’ oscila entre lo oscuro y lo luminoso, y visita multitud de rincones del alma del compositor en la decena de temas que lo componen. “Yo trato de mantener viva la llama de la esperanza en la humanidad, pero a veces me cuesta por lo de fuera, y otras veces por mí mismo”, explica el autor. “Tratar de hacerlo mejor es una cosa individual, porque de forma natural todos queremos hacerlo bien”, añade. Una obligación moral a la que no es ajeno, pues asegura que tiene “un látigo autoflagelador bastante grande”, que se deja entrever en algunas canciones del disco.
‘Vampiro’ es también el trabajo de menor duración de Rubén Pozo. Diez canciones, “como el ‘Sticky Fingers’ de los Rolling Stones”. “Quería hacer algo manejable”, explica, “en estos tiempos hay tanta oferta de todo, porque con lo digital todo está a un click de distancia, que quería hacer un disco que cuando cualquiera se acercase a él, no se encontrara con un ladrillo de 17 canciones”. Un álbum sencillo, que se construye a partir de un armazón de guitarra y voz, vestido poco a poco para resultar en un trabajo “transparente como el agua”.
La belleza de la imperfección
Y poco a poco es como le gusta trabajar a Rubén. Es por ello que ha vuelto a elegir a José Nortes, su productor de confianza, para los mandos de la sala de máquinas. La calma a la hora de grabar un disco, en palabras del artista, es algo tan importante que, de no haberla, se observa a simple vista. “Me sale una rosácea alrededor de la nariz cuando me pongo nervioso, y José consigue que no me salga. Se lo digo siempre: lo más importante es que no me ponga nervioso”, cuenta.
A pesar de esta pulcritud, no es ni mucho menos la intención de Rubén hacer un disco perfecto. Más bien, lo contrario. “Hoy en día la tecnología te permite hacer grabaciones perfectas, pero yo prefiero el grano, porque la perfección no existe”. En esta máxima se podría resumir la obra y la manera de entender la música, el mundo y la vida de Rubén Pozo. La belleza en la imperfección, en lo cotidiano y hasta en lo feo. Como él mismo sentencia, “la belleza es un conjunto de perfecciones e imperfecciones en el mismo lugar”.