Cannes 2022 | George Miller decepciona con una versión de Aladín hortera e insulsa
El director de 'Mad Max' regresa al Festival de Cannes con una historia de fantasía sobre los mitos y los relatos que protagonizan Idris Elba y Tilda Swinton
Cannes
Ha pasado un largo tiempo desde que George Miller vino a Cannes. Fue en 2015 con Mad Max: Fury Road, la vuelta a sus héroes míticos que tuvo su premiere en el festival. Un año después repitió siendo presidente del jurado y otorgando la Palma de Oro a una película opuesta a su cine, Yo, Daniel Blake, de Ken Loach. En 2022 vuelve al certamen francés con una nueva apuesta Three Thousand Years of Longing, una historia de fantasía y aventuras que protagonizan Idris Elba y Tilda Swinton.
Decía Miller que siempre le había sorprendido el poder de las películas, de los mitos, las leyendas y las historias. Contaba que descubrió que miembros de una tribu indígena australiana llevaban camisetas de Spiderman. Un ejemplo, decía el director, de cómo las historias trasciendes fronteras. De ahí que esta película ahonde en una de sus preocupaciones, la de cómo contar las historias. Si en Mad Max creaba un nuevo héroe y en Fury Road, una heroína, aquí indaga en el poder y en la fascinación de los cuentos de hadas tradicionales, de las explicaciones mitológicas en el mundo actual. Su película es una carta de amor a las historias y a las leyendas.
"¿Por qué esta historia en particular?", se preguntaba en rueda de prensa sobre su punto de partida, 'Las mil y una noches'. "Porque la siento real, todo en esta historia es real salvo el genio -el personaje de Idris Elba-, pero en toda la historia hay una búsqueda de autenticidad a través de la fantasía", se respondía él mismo.
Tilda Swinton es una solitaria académica especialista en cultura clásica que se encuentra con el genio de la lámpara, Idris Elba, quien le cuenta todas las historias que ha ido viviendo en el pasado concediendo deseos. El director lleva a los espectadores la habituación de un hotel, en el que Agatha Christie redactó Asesinato en el Orient Express, donde los dos protagonistas hablan en albornoz, hasta innumerables lugares orientales. "Lo peligroso para la historia es cuando solo tienes una historia, solo una historia. Y de lo que tenemos que ser conscientes, en particular vosotros los periodistas pero también nosotros como artistas, es lo particularmente peligro que es tener solo una historia", defendía la actriz, encantada de colaborar con Miller.
George Miller ha escrito la película justo a su hija Augusta Gore, basada en The Djinn in the Nightingale's Eye, una colección de cuentos publicados por el autor A. S. Byatt. Una especie de Las mil y una noche moderna que no funciona demasiado bien. Ni Elba, ni Swinton acaban de meternos en una sucesión de historias tediosa y hortera, que se queda corta a la hora de explicar cómo los mitos van configurando. Una metáfora sobre el ruido de nuestra era digital, de los nuevos relatos que marcan las redes sociales, que no acaba de matizar. "Creo que la película se puede leer en muchos niveles dependiendo de la audiencia. Por un lado ofrece una narratología sobre la lucha de un mago que te ofrece libertad a cambio del tres deseos. Por otro lado es una conversación entre la ciencia, los mitos, entre la tecnología y la magia, las ideas de inmortalidad y lo que significa vivir una vida mortal con amor, deseo y miedo. Muchas veces la manera en que nos aproximamos a las historias es a través de alegorías, de ahí el tercer acto de Tilda y la forma en la que busca alcanzar la verdad a través de las historias", añadía la guionista.
Una historia sobre personajes, leyendas y mitologías que de, alguna manera, también conecta con el boom de películas de superhéroes y la narrativa de sus personajes. "El universo Marvel y DC procede básicamente de la mitología griega, nórdica y romana, hay una conexión directa en sus personajes. En esta nueva era, creo que están expresando a través de imágenes en movimiento narrativas de estas historias, ecos del pasado que siguen teniendo un significado para nosotros. No es un accidente que sean tan populares, ni creo que eso me haga discrepar necesariamente", zanjaba George Miller esquivando cualquier polémica.