Cannes 2022 | 'Holy Spider', el potente thriller iraní que explica la impunidad de la violencia contra las mujeres
El director iraní Ali Abbasi convence en Cannes con un retrato escalofriante de la violencia contra las mujeres en su país con una película que cuenta el caso real de un asesino en serie de prostitutas
Cannes
El lenguaje es performativo. Las palabras también hacen cosas. El odio que determinados políticos, líderes religiosos o youtubers sueltan por su boca tiene efectos. Genera reacciones, incita a la acción y a la violencia en algunos casos. El iraní Saeed Hanaei mató entre 2000 y 2001 a 16 mujeres en la ciudad santa de Mashhad, la segunda urbe más grande e importante del país y lugar de peregrinaje para los chiitas en el mundo entero. El motivo era acabar con las mujeres que se prostituían en nombre de Alá. Hanaei era un veterano de guerra, casado y con hijos, en una ciudad, declarada capital espiritual, donde también circulan las drogas procedentes de Afganistán. Un fanático religioso, seguidor de los discursos de odio que lanzan los ayatolás, que se atribuyó la misión de 'limpiar' de corrupción las calles de la ciudad.
Este caso real ha obsesionado durante muchos años a Ali Abbasi, tanto por la extrema violencia contras las mujeres como por el tratamiento policial y judicial y la respuesta entre la sociedad. "Estaba viviendo en Irán cuando esto pasó. A menos que haya un asesino serie que mate a 5 o 7, o más personas, no es noticiable. En cualquier país como Reino Unido, España o Japón ocuparía titulares, pero en la prensa iraní no es ni siquiera mencionado. Todo el mundo descubrió este caso cuando ya había matado a 10 personas, el Estado controla a los medios y no quería que esto tuviera mucha cobertura, pero todavía recuerdo la atmósfera de ansiedad y miedo en la ciudad. Fue conocido y tuvo una repercusión nacional cuando lo pillaron y se supieron todas las implicaciones", explicaba el director en rueda de prensa.
Todos esos temas recorren su nuevo trabajo, 'Holy spider', un potente noir que traza un retrato demoledor de su país. Director exiliado y afincado en Dinamarca, Abbasi es un cineasta que juega a la hibridación. A la mezcla de géneros, de realidades y también de culturas y relatos. En 2018 sorprendió en Cannes con Border, presentada en la sección Una cierta mirada, una curiosa historia sobre los inadaptados y el trato al extraño. Ahora debuta en sección oficial, donde compite por la Palma de Oro, con un thriller magnético, sucio y muy político, lleno de metáforas sobre el machismo y el patriarcado.
"No hay nada en el arte del cine que pueda ser controvertido como tema, no hay nada que pueda ser secreto. Todo lo mostrado aquí es parte del día a día de la gente, es decir, hay pruebas de que los iraníes también tienen una vida sexual, hay amplias evidencias de que hay prostitución en las calles de Irán como en el resto del mundo. Si fuera el gobierno de Irán diría, este tío solo está haciendo su trabajo", defendía tras explicar que intentó rodar en Irán. Negoció con el gobierno y estaba dispuesto a aceptar las regulaciones aunque dejó bien clara su oposición a la censura. Finalmente tuvo que trasladar la producción a Jordania.
Abbasi decide narrar la historia a través de una periodista, interpretada por una estupenda Zahra Amir Ebrahimi, que llega de Teherán a esta ciudad para investigar los asesinatos en serie de prostitutas. Todas mujeres estranguladas y cuyos cuerpos aparecen envueltos en un descampado. Una detrás de otra durante meses mientras la policía sigue sin una pista y los medios de comunicación bautizan al sospecho como 'spider killer' por la rapidez con la que secuestra, mata y tira a sus víctimas. A través del personaje el espectador entra en un ambiente sórdido, angustioso, como son las calles de la ciudad, las comisarías, el juicio, las casas o los hoteles. El sexo y la violencia no se esconden, el director reta al espectador a que no quite la mirada ante una violencia nada estilizada que se ejerce contra las mujeres, verbal o físicamente.
Abbasi muestra todos los tipos de violencia que aparecen en la sociedad. Un ama de casa con moratones, las prostitutas asesinadas, la periodista soltera que no puede quedarse en un hotel por no ir con un hombre, el acoso sexual, la intimidación. Lo contrasta además contando la vida de esas prostitutas, dotándolas de un relato, de una vida, con nombres, familiares e historia. "Yo salí de Irán y sé cómo se las gasta el gobierno cuando tienes problemas. Como mujer, desde mi adolescencia, recuerdo a alguien por la calle tocándome, o intentándome atacar por ser supuestamente guapa, o recibir comentarios eróticos. Las mujeres iraníes y muchas en todo el mundo han tenido las mismas experiencias que mi personaje", añadía la actriz sobre la posición de las mujeres y el acoso sexual, que tuvo que abandonar su país después de que se filtrara un vídeo íntimo.
Más allá del thriller y la violencia, el filme tiene una segunda parte, un juicio mediático donde el asesino es tratado como un héroe y las víctimas son culpables. Una mirada desoladora a una sociedad que no ve mal que mueran las prostitutas y con un epílogo donde trae la historia al presente y se encarga de dejar claro que el machismo se perpetúa generación tras generación de hombres. "No soy fan de las películas de asesinos en serie, no estoy interesado en investigar crímenes. Yo seguí los crímenes en las noticias, pero llegó a ser algo más interesante para mí fue cuando un cierto segmento de la sociedad iraní, de la prensa y de las autoridades empezaron a hablar de este hombre como una especie de héroe hecho a sí mismo. Toda esa conversación fue muy interesante, y por eso, creo que es más que una historia de un asesino en serie, sino de una sociedad 'asesina en serie", dejaba claro sobre su interés por la historia.
El director ha reiterado que 'Holy spider' no es una película anti nadie, ni contra el gobierno iraní ni contra la religión, tampoco, matiza, un retrato de la condición de las mujeres en Irán. El foco es más amplio, insiste, al plasmar las dinámicas sociales. "Es una historia real sobre los seres humanos. Y la historia real es que viven en la pobreza, la historia real es que se casan con 14 años y tienen dos hijos con 23, están en las calles drogadas con 19 y para cuando tienen 25 han perdido los dientes. Esa es la historia real. Yo creo que retratamos eso, pero insisto no es una historia sobre las condiciones de las mujeres en Irán. No creo que el fanatismo religioso sea una cosa buena, no lo creo, pero no todos los fanáticos religiosos observan a gente en la calle y los matan, no es tan simple. Si tú tienes a la gente siempre auditada, controlada y provocas odio, creas una atmósfera venenosa. El gobierno iraní y el sistema en los últimos años, siempre que pasa algo, cuando el país está en mal estado, aumenta la presión. La clase trabajadora está sufriendo en un país con millones de recursos y la gente lucha por comer. Esa es la situación, siempre buscan distracciones, hablemos de la cultura, de este trabajo, no, hablamos del pan", ha sentenciado entre aplausos.
'Holy spider' tiene ecos del cine de David Fincher, de un noir clásico con toda la idiosincrasia persa y la iconografía crómatica, por ejemplo el uso del verde, de una ciudad tan religiosa. Un trabajo que no recuerda a ningún otro retrato de esos bajos fondos de Irán. El propio Abbasi no se siente cercano al cine de sus compatriotas. "Tengo mucho respeto por el cine iraní, pero cinemáticamente no siento que el cine iraní sea mi casa, todo es jodidamente metafórico. Una flor al viento representa no sé qué jodida cosa. Las películas te tienen que golpear en la cara, no son unas jodidas flores. Estoy más interesado en mostrar que esconder. El cine no tiene país, ni fronteras ni género, alguien como Lynch o Luis Buñuel son más inspiración para mí, o el gran cine italiano. Pero los que conocemos la sociedad iraní es cierto que es una cultura muy cinemática, lo que pasa es que el cine la muestra como una realidad paralela. Las mujeres duermen con ropa, nunca se la quitan, no se tocan, no van al baño, no tienen sexo, un beso en la mejilla es cortar una flor en el viento. Eso no es una inspiración para mí", ha concluido. Si en sus dos anteriores cintas, Abbasi se acercaba al terror, aquí no necesita plasmarlo visualmente, el terror está latente en cada plano. El terror es ser mujer en Irán.