"La obra habla del fracaso y del significado de venderse": Pablo Remón, director de 'Los farsantes', el montaje que ha agotado entradas en Madrid

Madrid

“Los farsantes” cuenta la historia de dos personajes relacionados con el mundo del cine y del teatro. Una es Ana Velasco, actriz con una carrera está estancada que busca el gran personaje que la haga, finalmente, triunfar. Otro es Diego Fontana, un director de películas comerciales, de mucho éxito, que ahora está embarcado en una gran producción. Un accidente hará que se enfrente a una crisis personal y que se replantee su carrera. Estos dos personajes están conectados por la figura del padre de Ana, Eusebio Velasco, un director de cine de culto en los 80, que vive ahora desaparecido y apartado del mundo.

'Los farsantes' habla del fracaso, del significado de "venderse" y de lo que supone perseguir los sueños que tenemos. "Es una obra con mucho juego", dice Pablo Remón, director del montaje. Es, cuenta, con dos horas y media, el más largo que ha estrenado en toda su carrera. Al empezar la obra, Remón rompe la cuarta pared y se dirige al público para advertir que la obra "dura 6 horas". "Eso hace que el público se relaje un poco", bromea el director.

La obra, protagonizada por Javier Cámara, Barbara Lennie, Nuria Mencía y Franceso Carril, se ha convertido en el gran éxito de la temporada. En Madrid las localidades llevan tiempo agotadas. "No tenemos manera de dar más entradas", confiesan ambos al hilo de la gran acogida que el montaje ha tenido desde su estreno el pasado 12 de junio. "Tenemos la suerte de que a partir de otoño vamos a girar", refleja Remón. El boca a boca que ha recorrido la capital también ha traspasado fronteras. "Los de provincias sabemos que 'Los farsantes' es la obra del año", advierte Matías Vallés desde Mallorca.

Un gran reconocimiento que Francesco Carril extrapola al plano personal. "El éxito es tener proyectos bonitos, con gente a la que quiero, de la que aprendo". Proyectos como 'Los farsantes', una obra en la que interpreta a un productor "muy alejado" de lo que es él en la vida real.

Todos tenemos una parte de farsante

"Todos tenemos una parte de farsante de verdad", señala Pablo Remón. Es, posiblemente, el sentido de la obra que reúne cientos de personas en el Centro Dramático Nacional: la relación de lo que cuenta la obra con lo que somos. "Nos importaba mucho que los espectadores se identificasen con lo que contábamos", confiesa el director.

Una obra de amplia duración, pero necesaria. "Suelo cortar mucho el texto en los ensayos", reconoce Remón. En este caso, sin embargo, no fue posible. "Esta obra era así, pedía más cosas". Remón, que llegó "muy tarde al teatro" por los prejuicios que tenía hacia él, vive ahora enamorado de sus posibilidades. "Me di cuenta de que el teatro podía ser casi cualquier cosa, pues es un juego y un pacto con el espectador".