Honor asesino

Madrid

Llevo toda la vida oyendo hablar del honor, pero sigo sin entender por qué es tan importante. El diccionario, en su tercera acepción, dice que es "una buena opinión granjeada por la honestidad y el recato de las mujeres". Una buena opinión que se desprende del comportamiento de las mujeres. Es decir: ellos ganan puntos en la escala del honor si nosotras, en tanto que seres inferiores, acatamos las normas que nos dictan y consiguen domesticarnos. El honor, en esta denigrante acepción, establece así las leyes implacables de nuestra dominación convirtiendo cada macho con autoridad carcelero y verdugo de su mujer, sus hijas o sus hermanas.

Arooj y Anissa, dos mujeres catalanas han sido asesinadas por querer divorciarse de sus primos, con quienes fueron obligadas a casarse. Por desgracia, este asesinato es la punta del iceberg de una realidad invisible que no parece que queramos atender. Mujeres catalanas, españolas, europeas nacidas o no aquí son forzadas o presionadas para aceptar el único destino decente establecido para nosotras: el matrimonio. Recuerden que en el Islam las únicas relaciones legales y lícitas son las que son en su seno. Liberarse de esta espada de Damocles requiere de un coraje casi sobrehumano: ¿qué haces cuando cada vez que vas de vacaciones al pueblo se llena la casa de desconocidos pidiendo tu mano? ¿Qué haces cuando sientes que tu soltería a los veinte años es una anomalía que inquieta y preocupa a todo tu entorno? ¿Qué haces cuando sabes que no aceptar casarte puede conllevar palizas y destierros?