La viruela del mono y el monotema

Barcelona

Aunque ustedes no lo crean, España ha sido toda la vida un país de monos. Ahora sólo quedan unos cuantos en Gibraltar, pero ese es otro país. Cada época trae su diferente tipo de mono. Por generación, fui testigo de unos monos que agarraban a la gente y la dejaban hecha picadillo. John Lennon escribió una canción sobre eso, pero él le decía pavo. A diferencia de otros lugares, entre los españoles el mono siempre ha gozado de gran prestigio intelectual. Por ejemplo, en los toros, al único mono que hay se le llama el monosabio. Y mucha gente cree que la figura de la etiqueta del Anís del Mono es un retrato de Darwin. Y una de nuestras antiguas revistas literarias se titulaba El Mono Azul. La editaron en la guerra civil, y escribían en ella María Zambrano, Miguel Hernández, María Teresa León, Alberti, Antonio Machado, Neruda, Cernuda... El nombre se lo pusieron en alusión al uniforme de los milicianos. Los falangistas también iban de azul, pero no tan monos. Esta evolución del mono nos ha llevado al monologuismo. Antiguamente, un monólogo era una cosa dramática, ahí estaba el monólogo en la cama de Molly Bloom, en la novela Ulises. Hay gente que habla en la cama, como en la canción de María Jiménez. También tenemos el monólogo de Cinco horas con Mario, de Delibes, que consistía en hablarle a un muerto. Sin embargo, los monólogos hoy se usan para hacer reír. Siempre empezamos en serio y acabamos de broma. Es una imagen real. Por otra parte, la evolución del mono nos ha llevado al monovolumen, pasando la edad del pavo del monopatín. No es lo mismo la edad del pavo que la viruela del mono, por mucho que en la canción de Lennon los dos animales aludan a lo mismo. Cuando la edad del pavo y la viruela del mono coinciden, se tiende a estigmatizar a colectivos sociales. Nuestro eterno monotema.