Julia Navarro: "Los mejores guateques se hacían en casa de Massiel"

Madrid

Hoy se ha sentado frente a los micrófonos de El Faro una auténtica soñadora: Julia Navarro. Durante su infancia pasaba los días lanzando botellas al mar llenas de mensajes esperando que alguien los leyese y vivía con el convencimiento de ser un hada. En la adolescencia quiso ser bailarina de ballet, y trabajó mucho para poder llegar a los grandes escenarios de Londres, aunque también pasó por su cabeza estudiar la carrera de física y así poder comprender mejor el mundo. Intereses, desde luego, no le faltaban, pero fue su profesora de literatura la que supo ver su verdadero talento: "Conchita me dijo que lo mío no era la física, que me costaba mucho sacar la asignatura, que yo era de letras y que lo que a mí se me daba bien era escribir. Y esto fue una auténtica revelación para mí", ha contado. Siguió sus consejos y estudió periodismo, profesión que ejerció durante 40 años, y ahora es una de las escritoras más importantes de este país.

Esa niña que esperaba, sentada en la orilla del mar, que alguien encontrase sus notas escritas es hoy autora de más de una decena de libros, entre los que se encuentran La Hermandad de la Sábana Santa, Dime quién soy, Dispara, yo ya estoy muerto y De ninguna parte, su última novela. Y fue precisamente Conchita la que le inculcó el amor por la lectura: "Con mi abuela aprendí a leer mientras ella bordaba y escuchaba las radionovelas de La SER, pero ella nos enseñó a disfrutar de la lectura en sus clases". "¿Ha sido testigo de tu éxito?", le ha preguntado Mara: "Sí, viene a las presentaciones de mis libros y sé que se siente orgullosa de mí", ha respondido emocionada.

También se le ha puesto un nudo en la garganta al hablarnos de sus zapatillas de ballet mientras de fondo sonaba El lago de los cisnes, y ha lucido una gran sonrisa al revivir junto a Mara Torres las fiestas que se montaban en casa de Massiel: "Emilio, su hermano, era mi compañero de clase y los mejores guateques se hacían en su casa". Allí posiblemente sonasen los Beatles, ABBA, los Brincos... Y, aunque no lo sabemos, seguramente también sonase Imagine, que es la canción que ha elegido para terminar la conversación en El Faro.