Libros de hoja perenne

Barcelona

Más que por editoriales, géneros o autores, lo ideal sería clasificar los libros según los tipos de hoja, como se hace en botánica. Así, tendríamos libros de hoja perenne y libros de hoja caduca, donde entra toda la vieja colección Austral. Y gran parte de Alianza de Bolsillo. En general, los libros de bolsillo pertenecen al tipo de los caducifolios. Extrapolado a la lectura, vemos que abunda el lector perenne, aunque hay también lectores que van con las etapas de la vida. Para que existan bosques de lectores tiene que haber ríos de libros. España es un país de secano donde se pasa del arroyo a la inundación. En concreto, son los escritores quienes viven en el arroyo y las editoriales quienes inundan. Un escritor está destinado al arroyo por vocación. Esto sucede sobre todo en los países pobres. El más famoso de nuestros arroyos literarios pasaba por la Puerta del Sol de Madrid a principios del siglo XX. Valle-Inclán lo mostró tal como era, quiero decir que plasmó su lirismo trágico, en la obra Luces de bohemia. Cuando estudié bachillerato, era una lectura obligatoria, y con ella uno sentía que formaba parte de algo. Quizá de una literatura, pero acaso de una gente. La gente y la literatura juntas forman un país. Porque un país no es una bandera sino un tipo de planta, esas cosas con raíces que se apoderan de la tierra. Las banderas, aunque tienden a ser perennes, pertenecen, por otra parte, a la categoría de las hojas pecioladas, es decir, las que son fáciles de arrancar. Aquel arroyo de la Puerta del Sol lo contó también en sus diarios el crítico Rafael Cansinos Assens. Ahora estos diarios acaban de reeditarse con el mismo título, La novela de un literato, pero reunidos en un sólo volumen. Antiguamente se publicaron en tres, y los lectores descubrimos en ellos que la literatura no es escribir sino vivir desesperado.