¿Por qué no sucede así?

Madrid

El deterioro de los servicios públicos en España y muy en especial el deterioro de las prestaciones de la sanidad pública, debería ser a la hora de la verdad, es decir, a la hora de depositar un voto en una urna, uno de los argumentos de mayor peso, incluso el más importante de todos. ¿Por qué no sucede así en la realidad? Probablemente porque los ciudadanos no disponen de los datos precisos que permitan evaluar la situación exacta en cada ciudad, año a año. Es cierto que el Instituto Nacional de Estadística hizo públicos hace unos meses los datos de médicos y enfermeros colegiados y que, en los papeles, se han incrementado un 3,1% y un 2,8 % respecto a 2019, pero lo que los ciudadanos necesitamos saber es cuántos de esos médicos y enfermeros colegiados trabajan en la sanidad pública y cómo ha ido evolucionando ese número en cada ciudad y en cada comunidad. Esos datos deberían estar colgados en las puertas de los hospitales públicos y en los centros de salud, para saber exactamente cuántos médicos, enfermeros y pediatras había hace tres o cinco años en cada ambulatorio y cuantos especialistas, cirujanos y anestesistas en cada centro hospitalario. A cuantos pacientes debían atender entonces y a cuántos ahora. Quizás si esos datos estuvieran colgados, bien grandes, los ciudadanos reaccionarían echándose a la calle, manifestando su enfado y calibrando muy bien a quienes votan en sus elecciones autonómicas o locales.