¿Tenemos miedo a estar solos?

Ir al cine o al teatro solos. Sentarse sin compañía en un restaurante o una cafetería cualquiera. ¿Somos capaces de hacerlo o, por el contrario, tenemos miedo a estar solos? La mayoría dicen que sí, que algo ocurre, ya sea presión social o miedo, que nos impide sentirnos a gusto cuando los ojos ajenos nos dibujan sin nadie alrededor. Fue precisamente ese el tema que Sandra y Ester Córcoles, las hermanas viñetistas conocidas en el mundo de las redes como 'Las rayadas', dibujaron en su última viñeta. En concreto, la de tomar un café en soledad en una cafetería. Por eso hemos querido escuchar a nuestros oyentes. ¿Son ellos capaces de estar solos? ¿Les gusta?

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"Yo duermo muy mal cuando duermo solo, puedo estar en la mejor cama del mundo y del mejor hotel del mundo, pero no duermo bien", cuenta Isaías Lafuente. Un sentir compartido por Raquel, una oyente que nos llama desde Madrid: "Yo sola no soy capaz, no me sale, soy una persona súper familiar, me gusta estar con la gente, me sentiría incómoda yendo a tomar un café sola".

En un posición más neutral, Nuria, desde Bilbao, que explica que, aunque no le gusta la soledad, hay momentos en los que le gusta disfrutar sola. Al caminar, hacer gimnasia... Así, dice, se concentra en su música y en los ejercicios. "Lo que más me encanta es cuando no hay nadie en casa y estoy sola", reconoce.

El papel de la vergüenza

En la decisión de hacer o no planes sin compañía, pesa, y mucho, la vergüenza. "Es cierto que cuando eres joven dejas de hacer planes por vergüenza", advierte Nuria. Con el tiempo, expresa, se va, pero no lo hace de todo. "No soy capaz de ir sola a un restaurante y, cuando voy con mi marido, no puedo entrar a pedir yo sola, me da como vergüenza". Una incapacidad que, señala Ángel Rull, psicólogo especializado en gestión de emociones, "tiene que ver con la valoración personal", con la preocupación por la visión exterior de nosotros mismos. "Si cuando vemos a alguien pensamos 'está solo porque no tiene amigos', caemos en pensar que si nosotros estamos solos en algún momento pensarán lo mismo", desarrolla el facultativo.

Una realidad que, desde Valencia, critica Pilar: "'¿Qué vergüenza ni vergüenza?', sola, sola, sola". Ella, que vivía en Catarroja y dejó a su pareja y se independizó celebra no tener que pedir nada a nadie, poder hacer lo que le da la gana sin pedir permiso ni rendir cuentas con su entorno.

Con todo, la realidad es que, como ha recordado uno de nuestros oyentes, Roberto, al que le encanta disfrutar del cine solo, es cuestión de "elegir entre hacer las cosas o no". Y lo segundo, en muchas ocasiones, significa perder experiencias por el miedo al qué dirán.