Víctimas invisibles
Hablamos con familiares de víctimas de violencia policial ilícita, del GAL y de las fuerzas de extrema derecha. Recuerdan la importancia del relato y la verdad institucional.
Reportaje EP24 | Crímenes impunes
Un joven de Zugarramurdi apareció muerto en 1967. Miguel María Iturbide era pastor y contrabandista y murió por un disparo de la Guardia Civil. Tenía 16 años. Nunca hubo juicio, nunca condena. El presunto autor de los disparos dijo que se había enfrentado a él. Años después lo que se decía es que pertenecía a ETA. Su familia calló, pero no olvidó. Nunca perteneció a ETA. Hablamos con su hermana Elvira y con su sobrino Mikel, que han participado en el libro que Xabier Susperregi titula: "Miguel María Iturbide, crimen sin castigo".
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Llum Quiñonero era la responsable del grupo que pegaba carteles la noche del 6 de octubre de 1977. Convocaban en Alicante la primera manifestación legal y unitaria en defensa de los derechos autonómicos, de la cultura y de la lengua. Miguel Grau era el novio de su hermana. Hacía la mili en Ferrol y estaba esos días de permiso. Se encontraron en el portal y decidió acompañar a Llum. Cuando estaban pegando los carteles, un militante de Fuerza Nueva lanzó contra él un ladrillo que acabó partiéndole el cráneo. Murió diez días después. En junio de 1978, Miguel Ángel Panadero Sandoval, quien lanzó el trozo de muro, fue condenado a 12 años y un día, pero el Tribunal Supremo recomendó su indulto, que le fue concedido por el gobierno de UCD poco después.
En el primer caso, se politizó la causa del asesinato. En el segundo, se eliminó la carga política que tenía. Ninguno fue reparado y las familias de ambos siguen demandando verdad institucional. Con ellos charlamos en el Instituto de la Memoria en Bilbao.