ET ya es un cuarentón
El 11 de junio de 1982 se estrenó en Estados Unidos ET el extraterrestre, la película de Steven Spielberg. Una de las películas que más impacto ha tenido en toda la historia del cine
¿Cómo se consigue un super éxito de taquilla? ¿Cuál es la fórmula mágica para lograr que una película sea una de las más comerciales de la historia del cine? En 1982 Steven Spielberg parecía tener todos los ingredientes de la receta del éxito: Un buen guion; un protagonista distinto y sorprendente; los efectos especiales justos; un equipo técnico eficaz y por último la guinda, una banda sonora que resume en sí misma toda la filosofía de la película: divertida, tierna, romántica y a la vez épica.
En unos años en los que Hollywood apostaba básicamente por los efectos especiales, relegando el guion a segundo término, Steven Spielberg ofreció al mundo una historia conmovedora donde la amistad entre un niño y un extraterrestre invitaba a soñar y a identificarse con el protagonista. “Elliott, es el personaje de todas mis películas que más tiene que ver conmigo. No es que yo fuera así cuando tenía nueve años, sino que más bien quise reflejar lo que yo hubiera querido ser cuando tenía esa edad. Recuerdo perfectamente que mi mayor deseo entonces era tener un amigo que viniera de las estrellas, que me acompañara y creciera conmigo. Pienso que de ese deseo surgió la idea de hacer ET”, decía Spielberg.
La idea original del director era hacer un remake de Corazones indomables, la película de John Ford, pero sustituyendo a los indios por extraterrestres. Sin embargo, esa idea no cuajó y, después de algún tiempo, la historia cayó en manos de la guionista Melissa Mathison, por entonces esposa del actor Harrison Ford. Ella dio la vuelta por completo al argumento y, sin perder sus dosis de aventura, centró la trama en la amistad entre el niño y el simpático alienígena.
La película necesitaba un protagonista impactante y para ello hubo que crearlo a medida. El encargado de hacerlo fue el italiano Carlo Rambaldi, autor también del monstruo de Alien, el octavo pasajero y de los extraterrestres de Encuentros en la tercera fase. De su imaginación portentosa nació el aspecto de ET. Rambaldi dispuso de cinco meses para la gestación de la criatura y construyó cuatro muñecos distintos para utilizarlos según las necesidades. El principal era un animatronic electrónico que podía ejecutar hasta cien movimientos distintos. Costó cerca de un millón y medio de dólares, pero a cambio no se parecía a nada de lo que anteriormente se había utilizado en el cine.
El extraterrestre mostraba en su mirada una inteligencia superior y con su aspecto, extraño, pero gracioso, despertaba las simpatías del público. Para las escenas en las que se hacía imposible la utilización de cables se recurrió a un actor enano que protagonizó, por ejemplo, la secuencia en la que ET se emborracha. Una vez resuelto el aspecto de la criatura aún quedaba un pequeño detalle: su voz. Spielberg contrató a una anciana profesora de dicción que supo darle a la voz del extraterrestre ese tono tan especial que transmite ternura. Ella misma se encargó de doblar a ET a otros idiomas, incluido el español.
Spielberg tenía claro que el extraterrestre era el principal gancho de la película así que no era necesario incluir en el reparto ningún nombre famoso que pudiera hacerle sombra. Para el papel del niño, Elliott, se eligió a Henry Thomas, un chaval de nueve años que hasta entonces solo había aparecido en una película. Sin embargo es muy probable que sin su interpretación y sin su dulce mirada, ET, el extraterrestre no hubiera sido lo que es. En España a Elliot no le dobló, como solía ser habitual en estos casos, una mujer sino un niño de verdad, José Luis Mediavilla. Fue su primer trabajo. Hoy en día sigue en la profesión aunque eso sí, le ha cambiado un poco la voz. Hace mucha publicidad y es por ejemplo la voz más habitual del abofeteado Chris Rock.
El reparto de la película se completaba con otros actores poco conocidos como Peter Coyote, Dee Wallace o la hoy famosa Drew Barrymore que por entonces tan solo tenía cinco años. Y una curiosidad. El director del colegio donde estudiaba Elliot era Harrison Ford, que hacía un pequeño cameo en la película, aunque al final Spielberg suprimió su escena en el montaje porque temía que la presencia de la estrella distrajera al espectador.
El rodaje de la película se desarrolló en el mayor de los secretos. Nadie que no formara parte del equipo tenía acceso a él. Tampoco se facilitaron fotos del extraterrestre hasta el mismo día del estreno. El director quería guardar la sorpresa hasta el final. Pero aún faltaba un elemento que sería fundamental en el éxito de la película: la banda sonora que compuso John Williams. Cuando en 1981 el músico aceptó el encargo de Spielberg, ambos ya habían cosechado enormes éxitos juntos como Tiburón, Encuentros en la tercera fase o En busca del arca perdida. “La película me pareció maravillosa cuando la vi, pero creo que Steven estaba un poco preocupado porque ET era un ser un poco raro. Recuerdo que me preguntaba: ¿Crees que el público aceptará a esta criatura?”, recordaba John Williams. La música ayudó a que los espectadores no prestaran atención a la apariencia de ET y sí, en cambio, se enamoraran de la tierna relación que viven el extraterrestre y el niño. La partitura, como la propia película, supo conjugar la aventura y el espectáculo con el intimismo y la carga sentimental. “La música evoluciona y se transforma en algo amable y familiar. Entre los niños y ET casi se desarrolla una melodía amorosa”, explicaba el compositor.
El estreno fue toda una conmoción mundial. Las colas ante los cines eran interminables y pronto la película pasó a convertirse en un fenómeno social. Camisetas, cromos, ‘posters’ o muñecos de ET invadieron el mundo entero. Parte del secreto de su éxito estaba en que ET podía adaptarse a cualquier gusto y a cualquier interpretación. Un predicador americano, por ejemplo, encontró treinta y tres paralelismos entre la historia del extraterrestre y la de Jesucristo. ET se convirtió en el personaje del año. Lady Di posó abrazada a él en el estreno en Londres. Spielberg organizó una proyección privada en la Casa Blanca para el presidente Ronald Reagan, que enseguida la declaró su película favorita de todos los tiempos.
Hubo, eso sí, alguno que se tiró de los pelos. Ni las marcas de caramelos ‘Milk Duds’ ni ‘Emanens’ aceptaron aparecer en la película y Spielberg utilizó otra marca mucho menos conocida, ‘Reese’s Pieces’ que después del éxito de la película multiplicó sus ventas. Al cabo de pocos meses ET, el extraterrestre era ya la película más taquillera de la historia. Título que mantuvo durante quince años hasta la llegada de Titanic. En la ceremonia de los Oscar obtuvo cuatro estatuillas. John Williams ganó el suyo por la banda sonora y la película se hizo también con los de mejor sonido y mejores efectos visuales y sonoros. Sin embargo el principal, el de mejor película, fue aquel año para Ghandi, a pesar de que la cinta de Spielberg era la favorita. Con Oscar o sin él ET, el extraterrestre es ya uno de los grandes iconos de la historia del cine. Y lo seguirá siendo en el futuro porque, como él mismo decía al despedirse de los niños en la escena final: “Siempre estaré aquí”.
Elio Castro
Licenciado en Historia del Arte y Máster en periodismo por la Universidad Autónoma/El País. Periodista...