¿Es bueno aburrirse?: “Hay estudios que confirman que las personas con alta propensión al aburrimiento mueren antes”
Para la autora de ‘La enfermedad del aburrimiento’: “Quien diga que nunca se aburre es mentira, es una expresión de soberbia acompañada de la necesidad de aparentar”
¿Es bueno aburrirse?
Madrid
Tal vez te aburra este artículo, está dentro de lo normal porque el aburrimiento “existe desde el mundo es mundo”. La investigadora postdoctoral de la Universidad Complutense de Madrid, Josefa Ros Velasco, presenta ‘La enfermedad del aburrimiento’, una obra en la que ahonda sobre esta sensación que “incluso sienten los animales”.
La experiencia de aburrirse no se puede considerar como buena, aclara Ros. No solo se trata de un “oxímoron” sino que “es decir como que te duelen las muelas”. El aburrimiento, apunta, es “un dolor del alma”. Por ello, cree que a las personas que dicen sentir agrado les gusta “no hacer nada, pero en ese sentido es bueno y funcional”.
El aburrimiento, por tanto, es un aviso sobre un “entorno dañado”: “La situación en la que estábamos inmersos ha quedado obsoleta, ya no nos satisface”, declara la experta. Asimismo hace hincapié en que el propio término es antónimo de diversión sino de significado, que cuando falta “nos obliga a introducir una novedad”
Si hay un grupo que se suele encontrar aburrido es el de los niños. “Los niños dicen que se aburren de forma más abierta que los adultos, nos cuesta porque tenemos esa presión, necesitamos que vean que somos productivos”, apunta Ros. Sin ese estigma, los menores piden a los padres que les “abran caminos significativos”, ya que “no se conocen a sí mismos”. “Piden nuevas formas de entretenerse, no significa pasar toda la tarde con ellos como un mono de feria”, advierte a los padres.
Las mascotas también se aburren
Para la aburrimientóloga “nos hemos aburrido en todas las épocas, incluso antes de ser sapiens sapiens”. A esto añade que hasta los animales se aburren, en especial las mascotas. “En casa tienen una sobreadaptación, tienen la comida asegurada, el calor, el frío cuando lo necesitan y encima las castramos para que no tengan impulsos”, ironiza.
“Existen instancias en las que el aburrimiento se puede convertir en patología y traer consecuencias negativas en lo mental y en lo físico”. En el plano mental, cuando se es incapaz de introducir novedades, se manifiesta en la reducción de relaciones que se traduce en sedentarismo. “Hay estudios que confirman que las personas con alta propensión al aburrimiento mueren antes”, señala la creadora de la International Society of Boredom Studies.
Un pecado capital
Como curiosidad, destaca que el aburrimiento “llegó a estar en la lista de los ocho pecados capitales porque te alejaba de tu obligación, la contemplación de la divinidad”. Una paradoja, alega, ya que “los monjes están en un contexto monótono, pero la Iglesia no quiere reconocer que es fuente de aburrición”.
La Filosofía se ha encargado siempre del estudio del aburrimiento. Aunque “desde un plano más profundo como el cansancio o la melancolía”, en concreto, “cuando “las fuentes de aburrición” se perpetúan y no tiene sentido seguir adelante”. Para Ros “solo con una disciplina multidisciplinar pueden descubrir los misterios del aburrimiento”, cuyo estudio oral originó Séneca.
“No aburrirse” es una mentira
Por último, la autora de ‘La enfermedad del aburrimiento’ lanza un mensaje: “Quien diga que nunca se aburre es mentira, es una expresión de soberbia acompañada de la necesidad de aparentar”. De hecho, a nivel colectivo, suele desarrollarse en regímenes dictatoriales, donde cuesta más poner en práctica el ejercicio de la libertad. Como consecuencia, dice, suele “encaminar una revolución”. “Es uno de los elementos esenciales de los cambios de época”, remata.