Elecciones en Colombia: así son los candidatos a la presidencia

Hoy toca cita en las urnas colombianas, donde los ciudadanos decidirán quién será su próximo presidente durante los próximos cuatro años: o Rodolfo Hernández, un empresario de tintes populistas, o Gustavo Petro, un exguerrillero de izquierdas. Los analistas geopolíticos inciden en que los valores de la nación están en juego. ¿La razón? Perfiles opuestos (y polémicos).

Rodolfo Hernández, un hombre de contrastes ideológicos

Lo llaman el "Donald Trump colombiano" por llegar a la política siendo empresario (e ingeniero) y por sus tintes populistas. Su partido se denomina la Liga de Gobernantes Anticorrupción y es que, el candidato lleva la anticorrupción por bandera -ha declarado en numerosas ocasiones ante los medios que es "quien quiere sacar los ladrones del Gobierno"-, pero la Fiscalía General de la Nación (en Colombia) lo ha acusado por presuntas irregularidades en un contrato de consultoría por un valor de 336 millones de pesos (82.000 euros), al ingeniero Jorge Hernán Alarcón Ayala, quien finalmente fue escogido como contratista, en su periodo como alcalde de Bucaramanga, una ciudad céntrica del país. En sus años como jefe del municipio insultó a los bomberos, llamándolos "barrigones gordos". También es conocido por sus comentarios xenófobos y sus burlas hacia los pobres, los inmigrantes venezolanos y las mujeres. "Los partos que han tenido son como 400, esto es una fábrica de chinitos pobres", ha declarado ante los medios.

En una entrevista confundió a Einstein con Hitler. "Soy seguidor de un gran pensador alemán, que se llama Hitler" fue su frase anterior a mencionar la cita de Albert Einstein "no pretenda que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo". Poco después, pidió "sinceras disculpas a toda la comunidad judía y a todos los colombianos que se hayan podido sentir afectados por este desliz".

También ha sido polémico por agresiones físicas, como cuando le dio una bofetada al concejal John Claro, mientras mantenían una reunión para hablar sobre el proceso de moción de censura que se le adelanta a la Secretaria de Hacienda en el Concejo.

Por otro lado, el exalcalde de Bucaramanga, según los expertos, es ideológicamente difícil de calificar, puesto que defiende posturas como el aborto, la legalización de las drogas o la eutanasia.

Gustavo Petro, un hombre de políticas sociales

Gustavo Petro fue alcalde de Bogotá entre 2012 y 2015 y guerrillero en el Movimiento 19 de abril (M-19), en el que fue torturado por el Ejército y condenado, por la justicia penal militar, a 18 meses de prisión, según él ha revelado en varias ocasiones. En la actualidad es senador de la república para el periodo legislativo desde 2018 y líder fundador del movimiento político Colombia Humana.

Es economista. Cursó estudios en la Universidad Externado de Colombia, en la Universidad Javeriana, en la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica), y en la Universidad de Salamanca (España) Según los analistas, gran parte de sus adversarios lo califican como una persona muy bien formado. "Es una propuesta progresista, en la línea de la socialdemocracia" incide Alfredo Serrano, director del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica.

Sus políticas abanderan lo más social: en las últimas semanas de campaña el senador ha reiterado en numerosas ocasiones que entre sus primeros planes se encuentra el aumento de los impuestos a los más ricos. Entre sus propuestas también contempla un sistema público universal de pilares que contenga, por un lado, el pilar solidario básico que busca cubrir con medio salario mínimo a quienes no tienen pensión, por otro, un sistema de justicia, en el que busca garantizar la justicia en las comunidades étnicas, fortalecer los procesos de investigación en la Justicia Penal Militar y reformar el sistema de responsabilidad penal para adolescentes.

No obstante, Petro tampoco se encuentra extinto de polémicas. En 2018 una senadora reveló un video en el que Gustavo Petro recibía veinte millones de pesos (5.000 euros), en billetes de baja denominación, por parte de Juan Carlos Montes, un exfuncionario de Bogotá mientras Petro era alcalde.