Estamos en guerra, somos más pobres y no nos enteramos

Barcelona

El Gobierno ultima un paquete de medidas económicas para este sábado. Con el fin de suavizar el impacto de los efectos de la guerra. Alguna reducción de algún impuesto. Algún cheque directo a familias que pasan más apuros. Algún mejor reparto de las cargas entre eléctricos y consumidores.

Pero debe quedar claro que solo pueden ser medidas de alivio, atenuantes, suavizadoras. Deberíamos saber que estamos en guerra, aunque queramos la paz, que somos más pobres porque los precios suben más por culpa de la invasión. Y que, por tanto, ni un Gobierno ni un grupo de gobiernos tiene en su mano una solución inmediata y completa.

Los dirigentes deberían decirlo claramente. Al lado de realidades económicas positivas (como el empleo), e incluso de expectativas aún mejores, coexisten nubarrones muy cargados.  Por eso habrá que darle al acelerador, para alegrar la economía. Y al mismo tiempo apretar el freno. Acelerar en algunos aspectos: la protección de empresas, de empleos y ahora sobre todo de los más vulnerables. Y frenar en otros, ser más sobrios en los gastos más prescindibles. Hay algo en el que debería reinar un acuerdo general. En que el apoyo social extraordinario solo debe dirigirse a quienes tienen necesidades más extraordinarias.

La política económica está bien enfocada desde la defensa contra la pandemia. Pero habrá que imprimirle nuevos acentos, énfasis renovados, sofisticar el enfoque hacia los detalles y los rincones. Y ampliar las complicidades sociales y políticas. Nunca se gana una guerra con la mitad ausente.

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