Es una obligación

Madrid

Pretender ignorar la gravedad de lo que ocurrió el pasado viernes en la valla que impide el paso de Marruecos a Melilla es intolerable. Lo primero es identificar a las personas que murieron aplastadas en la hondonada del Barrio Chino. Es imprescindible averiguar si nombre, sus apellidos, su procedencia (al parecer la mayoría llegó desde Sudán y República Centroafricana, dos países que sufren conflictos armados) Hay que averiguar qué circunstancias les empujaron a intentar el salto a la valla de una manera tan improvisada. Que no llevaran los pertrechos necesarios, como explican las ONG sobre el terreno y que eligieran el peor punto posible, la hondonada fatídica, indica que el salto no fue organizado por una mafia, sino justo lo contrario, que fue algo decidido de manera repentina. Hay que establecer también cómo actuó la Gendarmería marroquí, si es cierto o no que previamente desalojó violentamente campamentos de refugiados en Nador y hay que saber si las autoridades españolas tuvieron algo que ver. No son preguntas retóricas, sino exigencias muy concretas que no pueden ignorarse. Es una obligación saber quienes murieron y en que circunstancias exactas y si Marruecos y España no cumplen esas exigencias mínimas, habrá que recurrir a los organismos internacionales capaces de llevar a cabo la investigación. Lo que no es una opción ni para Marruecos ni para España es olvidar lo ocurrido y negar su nombre a esas personas.