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Opinión

No hay señales de humanidad ni con los muertos ni con los vivos

Dejar las manos libres a otro país, en este caso Marruecos, para que gestione el flujo migratorio es una temeridad

"Lo que pasó el viernes fue terrible" | La firma de Àngels Barceló

Madrid

No hay ni una sola de las imágenes de la matanza en la frontera de Melilla que no sobrecoja. La imágenes de los muertos, las imágenes de los vivos y, ahora, las imágenes de las tumbas cavadas deprisa y corriendo para que las víctimas sean enterradas, sin que hayan sido identificadas, sin que se les haga la autopsia, sin que haya puesto en marcha ninguna investigación, sin el más mínimo trato humano.

No hay señales de humanidad, ni con los muertos, ni con los vivos

No hay señales de humanidad ni con los muertos ni con los vivos. Lo que pasó el viernes en esa frontera fue terrible. Los cuerpos amontonados, las heridas, la sangre, sin el más mínimo gesto de empatía sin el más mínimo gesto de humanidad, vulnerando cualquier principio de los derechos humanos con unas víctimas que llegaron a la valla después de un penoso camino desde sus lugares de origen. No nos podemos ni imaginar lo que han sufrido, no nos podemos imaginar de donde salieron, lo que pasaron por el camino, cuántos se quedaron en él. Su última esperanza era esa valla y sí, está claro que hay que proteger las fronteras, pero también debería estar claro cómo hacerlo.

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Dejar las manos libres a otro país, en este caso Marruecos, para que gestione el flujo migratorio en esa ni en ninguna otra frontera, es una temeridad. Ya sabemos cómo utiliza la inmigración el país vecino. Estrechar relaciones, como ha hecho el gobierno de España, no supone una cheque en blanco para que Marruecos actúe como quiera en un tema como este. Ya hace tiempo que sabemos que tiene la llave del grifo y ahora sabemos que tiene también carta blanca para actuar como quiera, y esto no lo podemos tolerar.

El giro del gobierno de Pedro Sánchez en su relación con Marruecos, con el trágala del Sahara, de por medio, fue el fruto de un acuerdo en el que se incluye el control de las fronteras, la garantía de que Rabat, impedirá saltos masivos, pero ese control no debería ser a cualquier precio. Hoy, en una entrevista en La Vanguardia, el presidente del Gobierno lamenta, por primera vez, las muertes en la valla. Han pasado tres días, pero el lamento no será creíble si no va acompañado de la exigencia de una investigación que aclare lo sucedido. No podemos cerrar los ojos porque el control de la frontera forma parte de un pacto, hay que estar seguro de que se van a respetar los derechos humanos, y si no es así, exigir responsabilidades.

El salto a la valla de Melilla puede convertirse en el más mortal y violento que se recuerda en años

Àngels Barceló

Àngels Barceló dirige y presenta 'Hoy por hoy'...