Rusia ha incurrido en su primera suspensión de pagos internacional en más de un siglo, según informa Javier G. Cuesta desde Moscú para la Cadena SER. El país no ha logrado abonar unos eurobonos tras concluir sus 30 días de gracia, y Moscú registra así su primer impago a acreedores extranjeros desde 1918, cuando los bolcheviques se negaron a reconocer las deudas del zar. En realidad, los mercados financieros ya estaban cerrados para Rusia desde marzo, cuando comenzaron a llegar las sanciones, y no ha habido una declaración de default oficial porque ni siquiera las agencias de calificación de riesgo trabajan ya con el país y sus empresas. Este aislamiento pasa factura poco a poco. La supuesta fortaleza del rublo no es más que el efecto del desplome de las importaciones y de las restricciones, y los mercados ya no aceptan la divisa rusa. El Kremlin aprobó por decreto el pago de las deudas depositando rublos en una entidad financiera que está sancionada. “Si no recogen el dinero, no es nuestro problema”, ha asegurado el portavoz de Putin, Dmitri Peskov. El Ministerio de Finanzas de Rusia declaró el jueves de la semana pasada que cumplió en su totalidad con las obligaciones de servicio de la deuda estatal de la Federación Rusa. La cartera informó de que ingresó 12.510 millones de rublos, equivalente a 234,9 millones de dólares, a la depositaria nacional que actúa como agente de pago de los eurobonos. El abono en rublos se efectuó en virtud de un decreto del presidente ruso, Vladímir Putin, según el cual «las obligaciones frente a los eurobonos de la Federación Rusa se reconocen como cumplidas si se realizan en rublos por un monto equivalente al valor de las obligaciones en moneda extranjera». Rusia acusa a Occidente de impedir el pago de su deuda con medidas como el bloqueo de su depositaria nacional por la Unión Europea y la no renovación por Estados Unidos de la licencia que le permitía a Moscú pagar temporalmente su deuda en dólares.