“Caza a los negros” en Marruecos
Helena Maleno denuncia la “escabechina brutal” de Marruecos contra las comunidades migrantes desde la firma del Acuerdo de buena vecindad con España y teme una mayor militarización de las fronteras de la OTAN
¿Qué pasa en el flanco sur?
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En Marruecos se vive una ola de estigmatización contra los migrantes, con la población sudanesa especialmente señalada y perseguida, asegura la activista Helena Maleno, por ser la comunidad más presente en el último salto masivo a la valla de Melilla. “Los para la policía por la calle al grito de Sudanés”.
Las organizaciones humanitarias llevan meses denunciando el nivel de violencia con el que se trata a las comunidades migrantes en Marruecos, especialmente tras la firma del Acuerdo de buena vecindad con España. “Se han cebado mucho contra las mujeres, con violencia sexual sistemática, desnudándolas para escarnio público antes de meterlas en los autobuses de deportación, deportando también bebés...”
Maleno denuncia “una escabechina brutal” que tiene a la gente “asfixiada” tenga o no documentación. Y recuerda que incluso un periódico marroquí pedía en su portada que se detuviera la caza a los migrantes africanos, “una verdadera caza a los negros en Marruecos que es terrible y es efecto directo del acuerdo hispano marroquí”, lamenta.
Las alarmas saltaron el pasado 25 de junio con el salto a la valla de Melilla que dejó decenas de muertos. A cientos de los supervivientes los han desplazado al sur de Marruecos, a ciudades como Beni Melal y Agadir, según Maleno. Muchos de ellos estaban heridos con fracturas y cortes y han sido ingresados en hospitales. Las cifras oficiales dicen que murieron 23 personas, pero las organizaciones humanitarias como Caminando Fronteras denuncian que no se ajustan a la realidad y tratan de verificar el número de víctimas que sitúan en al menos 37.
Maleno, presidenta de esta ONG, cuenta que la identificación que están tratando de hacer de los cuerpos es muy complicada por la rapidez con la que el Tribunal decretó el enterramiento de las víctimas “alegando que no había sitio en el frigorífico de la morgue para guardar los cadáveres”. Además, no se permite a las organizaciones sociales entrar en los hospitales, lo que les dificulta la asistencia a los heridos.
La activista recuerda que esta tragedia es “el resultado de la implementación del acuerdo que firmó Pedro Sánchez” con Marruecos y critica que el Gobierno español no investigue lo ocurrido. Tampoco se ha abierto todavía en Marruecos ninguna investigación en torno a la actuación policial y la responsabilidad por las muertes, solo habrá una misión informativa del Centro Nacional de Derechos Humanos, a pesar de la gran movilización de las organizaciones marroquíes.
Ese movimiento social choca con un “racismo institucional, estructural, que hay en Marruecos y en muchos países del norte de África”, dice Maleno, y ya se nota en la sociedad que el racismo crece.
“Políticas de muerte” de la OTAN
El Flanco Sur de Europa ha sido incluido en la estrategia de Seguridad de la OTAN para la próxima década en la Cumbre celebrada la semana pasada en Madrid. Los conflictos en esta región han aumentado desde 2011 y existe una fuerte tensión entre países como Marruecos y Argelia. Son los dos motivos que para Eduard Soler, investigador sénior del CIDOB, explican el interés de la OTAN en el Mediterráneo. Además, dice, “es un espacio donde cada vez están más presentes Rusia y China, a quienes la OTAN percibe como rivales o competidores”.
La guerra en Ucrania también ha favorecido un escenario de preocupación en la zona por la inseguridad alimentaria, por eso Soler cree que nos enfrentaremos a "una enorme frustración de las poblaciones".
En la nueva estrategia de la Alianza Atlántica se señala que la instrumentalización de los migrantes es una amenaza para los aliados. Para Helena Maleno el salto a la valla de Melilla ha contribuido a los “alardes belicistas”. En las fronteras, dice, hay “una guerra escondida” con cada vez mayor inversión militar.
La mayor militarización de las fronteras, no solo en el sur, sino también en el Sahel y territorios migratorios como Níger, se va a traducir en más muertes, según la presidenta de Caminando Fronteras. “Hay una apuesta clara por las políticas de muerte a través de esas guerras soterradas que son las guerras que está habiendo contra las poblaciones en movimiento”.
En opinión de Eduard Soler, la respuesta de la OTAN "no puede ser militar únicamente ni principalmente", pero, frente a las cuestiones de seguridad, los problemas de gobernanza, de contrato social y el cambio climático, "la OTAN no es la organización mejor equipada", opina, y debe limitarse a aportar su conocimiento en materia de seguridad y defensa. Sin embargo, el experto ve positivo que la Alianza Atlántica adquiera una visión de conjunto y se haya dado cuenta de que "cuando hay inseguridad en el Este, se traslada al Sur y viceversa".