'La Ventana' viaja a Pamplona a una semana de San Fermín 2022
La capital navarra espera un 90% de ocupación hotelera en la primera edición tras la pandemia
'La Ventana' desde Pamplona: Vuelve San Fermín
Madrid
“A San Fermín pedimos, por ser nuestro patrón, nos guíe en el encierro dándonos su bendición”. Después de dos años sin encierros, Pamplona entonará el cántico en el tramo de Santo Domingo. Por fin, rodeados de pañuelos rojos y con periódico enrollado en mano, y no entre la nostalgia y los recuerdos que avivó la pandemia. Este viernes, a una semana de sus fiestas , abrimos ‘La Ventana’ desde la capital de Navarra.
Este año, la ocupación hotelera ronda el 90%. Un alivio para la hostelería pamplonesa, que recupera su temporada alta sin limitaciones por el coronavirus. Más allá del beneficio económico, la vuelta de los sanfermines supone un chupinazo para el ánimo de todos los navarros. “Pamplona se había parado en el tiempo”, apunta Javier Lorente, Director de Contenidos de la SER en Navarra.
“Ahora, cuando habéis puesto el ‘A San Fermín pedimos’ y he escuchado el chupinazo me estaba aguantando la lágrima”, asegura. Para Lorente la pandemia supuso un punto de inflexión, pero el calendario no lo tomaba como referencia. “Las cosas fueron antes o después de los sanfermines”, añade.
Hay vecinos que aún no saben cómo es una semana de encierros. En primer lugar, los que aún no habían nacido como el hijo de Lorente: “Está obsesionado”, comenta. Por otro lado, quienes no tenían libertad parental en aquellos momentos; los adolescentes: “ Las madres estamos temblando”, ironiza Maitena Ezkutari, DIrectora General de Turismo de Navarra.
Un fiel de Miami
Explica Ezkutari que “hay una ilusión tremenda con mucha emoción contenida, es la necesidad de disfrutar de la sociedad navarra”. De hecho, esta celebración no se limita únicamente a Pamplona, ya que el “carácter hospitalario” propicia la llegada masiva de vecinos de otras localidades o incluso visitantes internacionales.
Uno de ellos es José Joaquín Centurión. Este cardiólogo residente en Miami es un habitual de los encierros, asiste cada año. “Mis abuelas son del País Vasco, mi esposa vivió en Pamplona y un hijo mío nació casi en San Fermín, media hora ya pasado el 7 de julio”, justifica. Este “arte precioso”, como define la fiesta, siempre “me ha fascinado”: “El toro es el animal más noble que existe”, comenta emocionado.
Como cardiólogo, la pregunta era obligada: ¿Cómo afecta a la pulsación ese instante previo al encierro? Sus hijos son el ejemplo. “Cuando mis hijos empezaron a correr, lo que hacía era mirarlos y les preguntaba cómo tenían el pulso, que estaba sobre 120-130, ya solo con estar en la calle emociona”, alega.
Protocolo para el buen uso del pañuelo
Curiosamente, Javier Lorente es vecino del cardiólogo, de quien destaca que “vive las fiestas como un pamplonés”: “El lío que se monta en su casa es espectacular, traen a gente de todo el mundo, es un fenómeno extrañísimo”, apunta entre risas. Ambos son rigurosos. El pañuelo rojo se pone a las 12 en punto del día 6 de julio. “Fuera de los sanfermines, nos atamos el pañuelo a la muñeca izquierda, pegado al corazón”, añade Centurión.
Sobre el momento en el que el toro aparece, imponente, por las calles de Pamplona, Lorente no esconde su respeto. “La primera vez me tiré al suelo y pensé; que pase esto”, recuerda. Por parte de Laura Ferrero, que estudió 7 años en pamplona, los recuerdos están fuera de los encierros. “Tengo pocos recuerdos, en aquellas edades tomábamos mucho vino, nunca había estado en un sitio con tanta gente como en el chupinazo”, explica.