Hora 25Las entrevistas de Aimar
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José Castro: "La Infanta pudo haber contestado a muchas de las preguntas, pero prefirió el papel de florero"

Aimar Bretos entrevista al exjuez del 'Caso Nóos'

Las entrevistas de Aimar | José Castro

Madrid

Cuando José Castro camina por la calle suele escuchar murmullos que acaban en 'fanta'. También ahora, que ya está jubilado. José Castro bromea con eso y aclara que no se debe a que él guarde ninguna relación con la marca de refrescos. Es plenamente consciente de que su nombre va a estar siempre ligado al de la Infanta Cristina de Borbón y al que fuera su marido Iñaki Urdangarin, porque los imputó por el 'Caso Nóos'. En Hora 25, con Aimar Bretos, repasa cómo fueron los días en los que pasó noches en vela releyendo los argumentos de la histórica imputación.

José Castro

El juez Castro

-R. "Yo tenía la misma jurisdicción para investigar a Juan Carlos I como podía tenerla para investigar al Papa, a la Santísima Trinidad. No tenía ninguna posibilidad, pero sí llegué a conclusiones y esas conclusiones sobre el rey emérito no se plasmaron en ningún papel. Mis sospechas eran que el rey emérito, con la colaboración de su hija, habían elaborado un sistema para que el yerno lucrara determinados fondos públicos. La historia de que el señor Urdangarin un día se levantara iluminado y diseñara un procedimiento para defraudar fondos públicos, a mi entender, no era ni posible ni creíble. Si hubiera tenido jurisdicción y competencia, mi obligación era cumplir con la obligación. De lo contrario, habría prevaricado".

-R. "La Infanta podría haber contestado a muchas de las preguntas que se le hicieron, pero no hizo el más somero proceso de selección. Podría haber dicho: "No me acuerdo"; "Esto lo llevaba mi marido", pero prefirió el papel de florero. Es una técnica como otra cualquiera. Yo nunca le habría aconsejado a un cliente mío eso. Ello no impidió, a mi entender, el poco útil desarrollo de la diligencia que el señor Roca saliera a los medios diciendo que a mí me habían convencido. El señor Roca y yo estuvimos presenciando actuaciones distintas. Cada uno estuvo en una sala distinta del multicine".

-R. "A mí me han buscado trapos sucios, como imagino que a cualquier juez que haya tenido actuaciones que rozaban los poderes públicos. Comprendo que una estrategia, aunque indeseable, no sea limpiar la imagen del investigado, sino ensuciar la imagen de quien investiga. Yo no sé cómo se detecta si un teléfono está pinchado. Hay quien me dice que salen unos ruidos extraños y voces raras. Yo no sentí mi teléfono pinchado, pero compañeros con los que yo comía con frecuencia me decían: "Pepe, desengáñate, que tienes el teléfono pinchado". Yo, sucumbiendo a estas insinuaciones, cuando me despedía de alguien, decía: 'Señores del CNI, que tengan ustedes buena noche'. Era una señal de cortesía".

-R. "Alguien cercano a la Casa Real me ofreció quedar para comer. No he dado el nombre, pero no porque quiera guardar un secreto, pero se lo prometí a esa persona. Sería faltar a un deber de lealtad decirlo. No tengo claro que lo mandaran, tampoco tengo claro que le dijeran: "Fulano, aproxímate a este señor a ver qué se trae". Creo que hay personas que se quieren apuntar tantos, aunque nadie les haya pedido su colaboración. Si tú llamas a una puerta importante diciendo que tienes una información trascendental e importantísima, a lo mejor te elevan de rango".

-R. "A mí se me ha colgado el haber sido el primero que ha imputado a una Infanta de España. No creo que lo mío sea un mérito. Creo que el Libro de los Récords está lleno de personas que fueron las primeras en algo y que ahora han pasado al olvido. Tengo que vivir con ello hasta que la gente se olvide. El olvido no me preocupa, si por olvido se entiende pasar a un modo de cierta tranquilidad".

-R. "Acabé como juez por mi mala cabeza. Igual que podría haber acabado como conductor de autobuses. Fueron los vientos lo que me llevaron a la judicatura. Podría haber acabado de delincuente, porque cuando uno no tiene vocación de nada, no se sabe dónde puede acabar. Cuando no tienes vocación, tienes que complementar esa falta de vocación con otra cosa: la dedicación. Y con el tiempo se va generando cierta vocación, cierta llamada tardía".

-R. "Cuando alguien te llama 'juez estrella' lo hace para desprestigiarte. Te califican como alguien que has medrado, que has pisado cabezas para llegar a donde estás. Yo he estado más de cuarenta años de juez y a nadie se le ha ocurrido llamarme 'estrella' de nada. Y el estrellato me ha llegado a punto de jubilarme. El prestigio de un juez, más que en el estrellato, está en la actuación silenciosa de cada día".

Marisol Rojas

Trabaja en la Cadena Ser desde 2007. Empezó madrugando...