La historia de cada helado de nuestra infancia
Todos de pequeños nos hemos parado delante de un cartel de un bar mirando que helado era el que nos apetecía más, helados como el Drácula, el Frigo Pie o el famoso Calippo.
No vas a morir por comerte un Frigodedo
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Madrid
Todos estos maravillosos inventos que nos amenizaron la infancia, nos crearon algunas broncas con nuestros padres por querer y no poder y alguna que otra carie, se los debemos a personas como Joan Villalonga, antiguo trabajador de FRIGO entre 1976 y 2009. La historia de este padre de helados míticos empezó en la sección de asuntos de control de calidad de FRIGO, pero no era hasta los inviernos cuando se podían permitir el tiempo de crear nuevos helados para el verano. Fue en este tiempo cuando a Joan se le ocurrió la idea de "un helado negro por fuera y rojo por dentro", lo que luego conoceríamos como DRÁCULA. Esta idea no triunfo entre las altas esferas de la compañía heladera pero gracias a la ardua defensa del jefe de departamento , esta idea se convirtió en uno de los polos más míticos de Frigo.
Pero no todas las ideas que se presentaban al final acababan en el mercado, Joan cuenta que una de sus ideas fue un absoluto fracaso, estamos hablando del Tubi Tabi, un helado que simulaba un tubo de pasta de dientes. Pero de los errores se aprende y es así como nacen los tres helados más famosos de Frigo, el Frigo Pie, el Frigo Dedo y el Calippo. Cada cual se hizo por una razón diferente, el Frigo pie se hizo con leche para, según Joan, "para convencer a las madres que era bueno, no era un helado de hielo, sino de leche". Y por el otro lado, el Calippo se hizo como una estrategia de defensa contra los refrescos y las latas, "Frigo quería que los productos siguieran vendiéndose a pesar del éxito de bebidas como la Coca Cola, por eso idearon una alternativa que se le parecía, pero seguía manteniendo la esencia de los helados", explica Joan.