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Una filtración revela prácticas ilegales de Uber para lograr implantarse en decenas de países

'Uber Files', más de 124.000 documentos filtrados al diario The Guardian y compartidos por el Consorcio Internacional de Periodistas, en el que se encuentra EL PAÍS

Un coche de Uber, en una foto de recurso. / Uber

Un coche de Uber, en una foto de recurso.

Madrid

"A veces tenemos problemas porque, bueno, es que somos jodidamente ilegales". Se trata de uno de los mensajes que se puede leer en uno de los 124.000 documentos internos de Uber del período que va desde 2013 al 2017, filtrados al diario británico The Guardian y compartidos con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), en el que se encuentran EL PAÍS y La Sexta. Uber files rebela cómo la empresa, que saltó de Silicon Valley en 2009 para convertirse en uno de los gigantes mundiales del transporte, preparaba sus estrategias para implantarse en nuevos países. Los documentos divulgados muestran cómo la compañía estadounidense "conquistó el planeta surfeando en ocasiones en las fronteras de la legalidad", por ejemplo ofreciendo regalos a políticos, a través de sobornos o trabajando con un banco ruso sometido a sanciones.

Los documentos detallan cómo Uber intentaba tejer un lobby con los políticos locales, allí donde quería asentarse, para llegar finalmente a figuras de más alto nivel, como Mariano Rajoy o el italiano Matteo Renzi. Clasificaban a las personas de interés según su "hostilidad" y predisposición para llevar a cabo cambios dentro de las administraciones. Entre 2014 y 2016, los ejecutivos mantuvieron más de 100 reuniones con funcionarios públicos, entre ellos miembros de la Comisión Europea, según detalle EL PAÍS. Allí donde no era recibida, la compañía no dudaba en poner en marcha estos mecanismos "jodidamente ilegales".

De nada sirve prepararse ni estudiar la normativa: hay que “abrazar el caos”, apuntaba una ejecutiva de la empresa, según detallan los documentos. En los mercados más "complicados", como España o Italia, contaban con “tácticas para enfrentarse a las autoridades”.

"Botón del pánico"

Los documentos confirman que la empresa contaban con un "botón del pánico" para intentar esquivar la avalancha de investigaciones y redadas en sus oficinas. Con él, desconectaban las máquinas de los servidores e imposibilitaban el acceso a su contenido. De igual modo, Uber Files documenta que este botón se llegó a emplear hasta en seis ocasiones solo en un año: Francia, Canadá, Países Bajos, Bélgica, India, Hungría y Hong Kong. Los mismos documentos hablaban sobre un supuesto "manual para redadas de madrugada". En definitiva, la compañía presionaba a los políticos para sortear las leyes y sí se producían redadas policíales optaba por pulsar este botón. La compañía ha asegurado que esas prácticas son parte del pasado.

Macron favoreció la implantación de Uber cuando fue ministro de Economía

La misma investigación señala que Emmanuel Macron favoreció la implantación de Uber en Francia cuando fue ministro de Economía ante la "hostilidad" del Gobierno socialista del presidente François Hollande. De igual modo, señala cómo Uber intentó reclutar a la neerlandesa Neelie Kroes poco después de que dejara su puesto de comisaria europea de Transportes y vicepresidenta de la CE, incluso antes de que terminara el plazo de 18 meses para que los antiguos responsables del Ejecutivo comunitarios trabajen en puestos del sector privado en el que pueden influir en los nuevos comisarios. Así lo detalla EL PAÍS.

"Nuestra relación con NK es altamente confidencial. Su nombre no debería figurar nunca en un documento", señaló un destacado lobbysta de Uber en un correo electrónico de marzo de 2015, cuatro meses después de la salida de Kroes de la CE.

En EEUU, la empresa proponía a legisladores y otros responsables políticos regalos en forma de viajes a precio, ayuda para los transportes durante sus campañas y hasta comidas en restaurantes caros.

En Francia, los medios relatan que el 1 de octubre de 2014 Macron recibió a un grupo de ejecutivos de Uber, entre ellos su fundador y consejero delegado Travis Kalanick, una reunión secreta que no figuraba en la agenda del entonces ministros. En aquella época el Gobierno socialista de Hollande no era propicio a la implantación de Uber en el país. Asimismo, el antecesor de Macron en el Ministerio de Economía, Arnaud Montebourg, acusaba a Uber de "destruir las empresas", mientras que el titular de Interior (departamento responsable de los taxis), Bernard Cazeneuve, tampoco miraba con buenos ojos a una empresa que amenazaba con dejar sin trabajo a muchos taxistas. Tampoco el primer ministro, Manuel Valls, o el titular de Transportes, Alain Vidalies, eran más propicios a apoyar a la firma estadounidense.

En aquella época, Macron no ocultaba su simpatía por Uber, ya que consideraba que podría crear muchos empleos para personas poco cualificadas. Según los documentos de Uber, Macron sugirió a los directivos de la firma enviar enmiendas "llave en mano" a un diputado confiable, Luc Belot, y posteriormente ayudó a la compañía a trabajar "sorteando" una ley de 2014 que les ponía trabas.

Los documentos muestran un total de 17 "intercambios significativos" durante los siguientes 18 meses entre Macron y sus asesores y los responsables de Uber Francia, así como cuatro encuentros entre el ministro y Kalanick, que dejó el puesto en 2017. Un ejemplo concreto tuvo lugar en octubre de 2015, cuando el prefecto de policía de Marsella (la segunda ciudad más poblada de Francia) emitió un decreto que prohibía de facto la actividad de Uber en la aglomeración metropolitana marsellesa.

Uber recurrió a Macron por escrito, quien habría respondido que se iba a ocupar "personalmente" del asunto, y tres días después la prefectura de policía "precisó" su medida: ya no habría prohibición, sino que se anunciaban más controles sobre los conductores que estuvieran en regla con la normativa del sector.

El entonces prefecto de policía, Laurent Nuñez, que es ahora coordinador nacional de la información y de la lucha antiterrorista, lo que le convierte en un asesor próximo a Macron. Preguntado sobre esa decisión, aseguró no haber recibido presiones ni comunicaciones del Ministerio de Economía. Por su parte, Uber señala que el ministro "nunca intervino" sino que la prefectura de policía reconoció que su decisión inicial era "ilegal".

Los documentos de Uber muestran numerosos otros intercambios dentro del complicado proceso que hubo entonces en Francia y que culminó con la autorización para la plena implantación de la empresa. Y esas buenas relaciones continuaron tras la llegada de Macron al Elíseo, con ocho reuniones entre representantes de Uber y colaboradores del ya presidente entre 207 y 2022, según datos oficiales franceses, recuerda Le Monde.

 
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