Rigor y diplomacia
Hoy falleció una de esas personas, José Guirao, un hombre brillante, culto, no solo un gestor formidable, sino un enorme impulsor cultural, un hombre valiente y elegante, que aceptó ser ministro cuando el gobierno socialista se encontró en un lío
Madrid
El ministerio de Cultura en España nunca ha sido considerado una de las partes más importantes de la estructura del Estado. A veces ha estado vinculado como apostilla al ministerio de Educación e incluso cuando ha recuperado su autonomía ha estado siempre acompañado por el latiguillo “y de deportes”. Para muchos era y es un ministerio menor, con muchas competencias transferidas a las comunidades autónomas. Y, sin embargo, en España ha sido precisamente ministros de Cultura algunos de sus intelectuales más importantes e inteligentes, personas con las que el país entero tiene una deuda de gratitud por su empeño en conservar, defender e impulsar los conocimientos y la creación artística. Hoy falleció una de esas personas, José Guirao, un hombre brillante, culto, no solo un gestor formidable, sino un enorme impulsor cultural, un hombre valiente y elegante, que aceptó ser ministro cuando el gobierno socialista se encontró en un lío, que trabajó incansable con rigor y diplomacia y que se marchó a la primera sugerencia, cesado incomprensiblemente cuando alguien pensó que había que prestar más atención a la pelota que a la cabeza. Es una pena que José Guirao no pueda seguir ayudando a este país, como siempre hizo, estuviera donde estuviera.
Rigor y diplomacia
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Soledad Gallego-Díaz
Es periodista, exdirectora del periódico 'EL PAÍS'. Actualmente firma columnas en este diario y publica...