Diez meses después de su último encuentro, los presidentes del Gobierno, Pedro Sánchez, y de la Generalitat, Pere Aragonès, se han reunido este viernes en el Palacio de la Moncloa de Madrid para tomar el pulso de la relación entre gobiernos, y avanzar en el camino del diálogo y la «normalización» institucional tras la crisis de Pegasus. El encuentro ha durado una hora y cuarenta y cinco minutos y ambos presidentes han acordado que la próxima reunión de la mesa de diálogo y negociación entre ambos gobiernos se celebrará en Madrid la última semana de julio. Próximamente, se cerrará la fecha exacta. La reunión comenzó a las 12:00 del mediodía, cuando Sánchez ha recibido a Aragonès en la escalinata de la Moncloa. Tras el encuentro, ha comparecido en rueda de prensa la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, que ha asegurado que ha sido reunión «correcta» desde el punto de vista institucional y que han pactado «una metodología» para trabajar de cara al futuro. También ha señalado que se han abordado muchos asuntos —como la economía y las consecuencias de la guerra en Ucrania— «en esa normalidad que tiene que ser las relaciones del Gobierno con las autonomías». El último cara a cara institucional entre los presidentes se remonta al 15 de septiembre de 2021, cuando ambos se reunieron antes de la mesa de diálogo y negociación, en un encuentro que se celebró en Barcelona. La portavoz Rodríguez ha explicado que el encuentro se ha celebrado en un ambiente de colaboración institucional entre ambos presidentes, en el que se ha acordado esa nueva cita de finales de julio en Madrid. El encuentro se ha extendido durante una hora y media y se ha desarrollado desde un «ambiente positivo y correcto desde el punto de vista institucional», en palabras de la ministra. Rodríguez ha señalado que sería «deseable» que las dos formaciones que conforman el Govern, Junts y ERC, participaran en la reunión, como ocurrirá con las dos formaciones que forman parte del Ejecutivo central, PSOE y Unidas Podemos. «Para que el diálogo sea positivo todos tenemos que estar representados», ha argumentado la ministra, que ha hecho hincapié en que esa es la razón por la que el Gobierno defiende que participen los dos. «Quién decida no participar después tendrá que explicarse ante los catalanes», ha avisado. A preguntas de los informadores, la portavoz ha confirmado que a la mesa de finales de julio no asistirán ya ni Sánchez ni Aragonès, y que en la reunión de hoy ambos presidentes no han hablado sobre la anunciada reforma del delito de sedición, por el que fueron condenados los líderes del procés. Por su parte, el presidente Aragonès, en una rueda de prensa paralela, ha expresado que acabar con «la criminalización» es «imprescindible» para avanzar en la negociación. «El conflicto de Cataluña con España necesita soluciones políticas y eso exige hechos y concreciones, y con esta finalidad hemos acordado reunir a la mesa de diálogo y negociación la última semana de julio en Madrid con la voluntad de empezar a abordar la desjudicialización del conflicto, por tanto, el fin de la represión, dando forma si es posible a los primeros acuerdos parciales», ha agregado. De igual modo, ha hablado sobre su «malestar y preocupación» por «el espionaje a representantes de las instituciones catalanas, vinculadas al independentismo». «Se trata de un hecho muy grave que no se resuelve con la sustitución de la directora del CNI», ha dicho. Asimismo, ha asegurado que es «evidente» que el acuerdo para el diálogo y la negociación «ayuda a ofrecer las garantías para que una situación así no se reproduzca, tal y como está especificado en este acuerdo». Sin embargo, matiza: «Es necesario ir hasta el fondo de la cuestión y por ello celebro el compromiso del Gobierno de colaborar de forma absoluta con la justicia para aclarar los hechos». «Los compromisos no tienen que ser solo de palabra, tienen que ser de hechos y eso quiere decir acuerdos para avanzar en los ámbitos en los que nos hemos comprometido», ha sentenciado.