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¿Cómo puede contribuir España para ayudar a sus socios europeos ante una crisis de gas?

La Comisión Europea obligará a los Estados miembros a abastecerse mutuamente para hacer frente a la crisis de suministros de gas. España podría aportar hasta un 6% del gas que la Unión Europea consume.

La regasificadora en Gijón se construyó en 2012 y lleva una década paralizada. / Europa Press

Madrid

“España está perfectamente preparada para un eventual corte del suministro de gas por parte de Rusia”, defiende el Consejero Delegado de Enagás, Arturo Gonzalo, aunque reconoce que no ocurre lo mismo en el resto de la Unión Europea. Según un estudio reciente de Brueguel, la capacidad de importar gas natural licuado de la Unión Europea, en sustitución del gas ruso, está llegando a su límite y la Unión tendría que recortar, en conjunto, un 15% de su consumo de gas, con regiones donde ese porcentaje se eleva hasta el 54%. España, Francia y Portugal son los únicos países que podrían mantener su consumo intacto. Ese mismo porcentaje, un 15%, es el que la Comisión Europea prevé que los Estados miembro tengan que recortar en su consumo si las medidas de ahorro no son suficientes. Esa es una de las claves del plan de contención de Bruselas, que también recoge la obligación de que los Estados se abastezcan mutuamente de forma solidaria, mecanismo sujeto, eso sí a una compensación justa. Pero, ¿cómo podría ayudar España al resto de la Unión en este sentido? Los expertos señalan que existen tres vías fundamentales:

  • A través de los dos gasoductos que conectan España con Francia, que tienen una capacidad de 7 millones de metros cúbicos (bcm) anuales.
  • Mediante exportaciones de gas natural licuado (GNL). España tiene actualmente seis regasificadoras y Enagás -el operador del sistema gasista- confía en que a principios del año que viene la planta de El Musel –con capacidad para 8 bcm- pueda estar operativo en términos logísticos. La ventaja que tienen las plantas españolas frente a las que hay en el resto del continente es que tienen mayor capacidad de almacenamiento, por lo general, por lo que podrían importar gas en metaneros más grandes, explican los expertos, e ir exportándolo a las plantas europeas más pequeñas en función de su capacidad. Este mecanismo se está utilizando ya, por ejemplo, para exportar GNL a través del gasoducto virtual establecido con Italia.

En total, estima Enagás, España dispone de 20 bcms de capacidad excedentaria al año, aunque en términos logísticos las exportaciones se reducen actualmente a 4 bcms –el GNL que se exporta a Italia- que, sumados a los que proporcionará la planta de El Musel podrían alcanzar los 12 bcms a principios de 2023, de los 380 bcm que Europa consume, aproximadamente, anualmente. El problema aquí, advierten los expertos, es que la infraestructura de gas de muchos de los países europeos no está preparada para abastecerse principalmente de gas natural licuado: la red está preparado para que el gas llegue por tuberías, pero no desde las regasificadoras, por tanto, habría aquí un problema del diseño del sistema.

La tercera vía que permitiría a España exportar gas al resto del continente sería transformándola en electricidad. Para producir electricidad, además de otras fuentes de energía como la solar o la hidroeléctrica, también se requiere gas natural. En este caso también existe una interconexión con Francia, con capacidad para exportar 3000 megavatios, es decir, un 10% de la demanda española, o lo que es lo mismo, un 5% de la demanda francesa, ahora mismo ese flujo es, aproximadamente, de 1500.

Si España exportase gas en forma de electricidad, podría exportar hasta 4,5 bcms más anuales. Serían más de 2 bcms anuales más de los que se está exportando actualmente. Esto supondría, estiman los expertos, poner tres centrales de ciclo combinado –que son las que utilizan gas- a trabajar solo para exportar esa electricidad a Francia.

En resumen, llegado el otoño, España podría aportar unos 15 bcms anuales, que se podrían ampliar hasta los 23 bcms a principios de 2023 –de los 380 que se consumen en toda Europa-, ya sea a través de gas, de gas natural licuado, o de electricidad. Aportación que, eso sí, advierten fuentes del sector, “no sería incremental”: buena parte del gas que España puede distribuir a Europa ya lo está exportando actualmente.

 
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