La Comisión Europea (CE) propuso este miércoles que los países de la Unión Europea reduzcan en un 15% su consumo de gas entre el 1 de agosto y el 31 de marzo de 2023 con medidas de ahorro en hogares, empresas y sector público para prepararse ante un posible corte del suministro por parte de Rusia. El plan, bautizado como «Ahorra gas para un invierno seguro», llama a los gobiernos a emprender campañas para que los hogares bajen el termostato, a limitar la calefacción o el aire acondicionado en los edificios públicos y a dar incentivos a la industria para que usen combustibles alternativos cuando sea posible o reduzcan el consumo de gas. Estas acciones deberían ayudar a cumplir el objetivo de reducción del 15% con respecto al consumo medio del mismo periodo durante el último lustro que, de momento, es voluntario para los Estados. Sin embargo, la regulación propuesta por el Ejecutivo comunitario prevé que la Comisión pueda imponer metas obligatorias de reducción de la demanda de gas si declara una «alerta» sobre la seguridad del suministro en toda la Unión, lo que ocurriría cuando se detecte un grave riesgo de escasez o una demanda excepcionalmente alta de gas. El plan de contingencia de Bruselas llega cuando el flujo de gas ruso a la UE ya se ha reducido en un 30% con respecto a la media de 2016-2021, en parte debido a las acciones «injustificadas» y «unilaterales» de Gazprom, que ha interrumpido total o parcialmente el suministro a doce países comunitarios. «Las reciente escalada de las perturbaciones del suministro de gas desde Rusia apuntan a un importante riesgo de que una interrupción completa y prolongada del suministro de gas ruso podría materializarse de forma abrupta y unilateral», apunta la Comisión, que llama a actuar de forma inmediata. Actuar ahora, argumenta la Comisión, reduciría en al menos un tercio el impacto de un corte total sobre el PIB europeo, provocando una caída del 0,4% en lugar de la bajada de entre el 0,6% y 1% que estima si se postergan las medidas de ahorro, tranquilizaría a los mercados y suavizaría la volatilidad de los precios. Con la reducción del 15 % en mente, Bruselas ha elaborado un Plan de Reducción de la Demanda de Gas que se centra en sustituir este fuel por otras fuentes de energía, reducir el consumo en todos los sectores y, al mismo tiempo, asegurar que se garantiza el suministro a los hogares y usuarios esenciales como hospitales o industrias que sean esenciales para la economía europea. «Antes de considerar restricciones (en el suministro) los Estados deberían agotar todas las posibilidades de sustitución, los esquemas de ahorro voluntarios y las fuentes de energía alternativas», señaló el Ejecutivo comunitario en el comunicado. Bruselas llama a dar prioridad a las energías renovables o más limpias a la hora de sustituir el gas por otro combustible, pero reconoce que podría ser necesario recurrir al carbón, el petróleo o la energía nuclear «como una medida temporal», algo que ya han hecho algunos países. Llama asimismo a los Estados a considerar incentivos a la reducción del consumo energético en la industria, por ejemplo, lanzando subastas o licitaciones para compensar por una cierta reducción o a través de ayudas públicas, para lo que ha enmendado sus normas de ayudas de Estado. Otro «pilar importante» del ahorro serán los sistemas de calefacción y enfriado, según el plan de Bruselas, que sugiere fijar límites a la temperatura que puede alcanzarse en los edificios públicos, si bien la propuesta definitiva evita fijar umbrales concretos que sí se habían contemplado en los borradores iniciales. La regulación y el plan de reducción del consumo tendrán que ser ahora debatidos y aprobados por los Estados miembros.