"En cuarentena fue un bombardeo constante de mensajes que me pedían adelgazar": ellas se confinan, su anorexia regresa
Natalia y Martina tuvieron anorexia en su adolescencia, pero crecieron y aprendieron a convivir con el trastorno, al menos, hasta la llegada del primer Estado de Alarma
Madrid
Cuando confinaron en sus casas a Natalia y a Martina en marzo de 2020, ambas veinteañeras, ya habían superado un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) que habían desarrollado a sus catorce años, pero la incertidumbre del encierro, así como los constantes mensajes sobre la importancia de mantener la línea, las consecuencias de coger peso y el deporte como la mejor vía de escape, convirtieron los 100 días del Estado de Alarma en un infierno para ambas.
"Nunca me había gustado mi cuerpo y hacía cosas que no eran normales, como saltarme comidas o hacer deporte en exceso", el primer contacto con la anorexia nerviosa de Natalia fue antes de cumplir los quince años, al igual que el de Martina, quien cuenta que "todo comenzó con una operación biquini porque quería adelgazar" y se le "fue de las manos". Después de un largo proceso entre endocrinos, psicólogos y psiquiatras, consiguieron adquirir las herramientas necesarias "por aquel entonces" -así lo confiesa Martina-, para poder estar de alta y mantener una estabilidad. "En la anorexia no hay nada que curar, sino mecanismos de afrontamiento y un trabajo profundo porque un TCA tiene muchos factores a trabajar", señala Marta García, psicoterapeuta especialista en trastornos de la conducta alimentaria.
Pero llegó marzo de 2020 (y el Estado de Alarma) y todo cambió. "En cuarentena fue volver a saltarme comidas y ejercicio a tope", apunta Natalia, quien además asegura que el tiempo libre que tuvo durante la cuarentena fue una excusa que aprovechó para la realización excesiva de deporte y así cumplir su objetivo real: seguir adelgazando . "En cuarentena mi cabeza fue un bombardeo constante de mensajes que decían que tenía que adelgazar", añade Martina, quien confiesa haberse refugiado en las redes sociales para matar el tiempo libre, "mi cabeza estaba repleta de ideas de adelgazar porque iba a estar tanto tiempo en casa sin moverme que iba a adelgazar, todo el mundo estaba haciendo deporte y comiendo sano yo iba a estar gorda". Su vida se centró en algo que no tenía que convertirse en el protagonismo de su vida: el deporte y la ausencia de alimentación. La endocrinóloga del Hospital Universitario La Paz, Samara Palma, señala que durante el confinamiento la realización de ejercicio "estuvo muy comprometida como maniobra compensatoria para promover esa quema de calorías".
No son casos aislados, sino que las asociaciones hablan de una duplicación en el número de trastornos de la conducta alimentaria. "El otro día tuvimos reunión e intentamos ver si somos capaces de cuantificar esto, pero la cifra se ha doblado y sí que es cierto que con el encierro, sobre todo, al principio, ha desequilibrado a personas que estaban conviviendo con la enfermedad", refleja María del Carmen Galindo, presidenta de la Federación de Asociaciones de Anorexia y Bulimia en España.
Las redes sociales, principales causantes
"Yo veía a muchas influencers haciendo deporte que transmitían la importancia de hacer ejercicio y hacían rutinas diarias que tú podías seguir en directo, como si tuvieses un entrenador personal", asegura Natalia, quien sentía que llegaba a sentirse mal cuando no se conectaba a los directos de Instagram. Martina, por su parte, incide en un bombardeo de comentarios e imágenes de gente que ella confiesa idealizar en las redes sociales en los que insistían en la importancia de adelgazar, por lo que ella se dio cuenta de que "no estaba sola, sino que mucha gente le daba la misma importancia que ella a su apariencia física, "y a lo mejor tú has estado un tiempo estable y has visto que tu vida no se puede resumir en eso pero ves que la gente le da tanta importancia y crees que le tienes que dar importancia ahora".
Los expertos insisten en que las redes sociales pueden ser muy dañinas porque con ellas ahora es imposible la desvinculación entre éxito y delgadez. "Con las redes sociales, hemos aprendido a que la mujer guapa y maquillada debe estar siempre y generalmente mujeres con estas características han alcanzado el éxito", asegura la doctora Palma. la psicoterapeuta Marta García, por su parte, añade que nuestro cerebro tiende a compararse con estándares más elevados a los que actualmente una tiene, pero nos comparamos con gente no son del todo reales, sino que muestran imágenes muy retocadas".
Más casos y más graves
La endocrinóloga Samara Palma habla de una agudización en los casos que llegaron en los primeros meses de la pandemia: las personas llegaban más desnutridas. "La que se da atracones ahora lo hace el doble y ahora los diuréticos se han usado más también", insiste la doctora Palma.
Natalia fue consciente de enfermedad después de una larga ducha en su casa. "Con todo el vaho me miré al espejo y me vi que hasta los labios los tenía blancos, era una sensación de que todo esto me podía llevar a la muerte". Y es que Natalia nunca antes había tenido un peso ni un índice de masa corporal tan bajos. "Llegué a pesar 36 kilos y a tener un índice de 14", asegura.
Asociaciones, endocrinos y fisioterapeutas: ellos también te pueden ayudar
No sólo la psicología y la psiquiatría son necesarias para salir de la espiral que supone un trastorno de la conducta alimentaria, sino que hay más entidades que ayudan a conseguirlo, como por ejemplo, las asociaciones, quienes son la puerta de salida de las personas que conviven con el paciente. "Las familias necesitan saber cómo convivir y afrontar la enfermedad y nosotros les proporcionamos esas herramientas para que aprendan", señala María del Carmen Galindo, presidenta de la Federación de Asociaciones de Anorexia y Bulimia en España.
Las consultas con servicios de endocrinología y nutrición de los hospitales son fundamentales para el control de peso y evitar una desnutrición severa, . La doctora Samara Palma, por ejemplo, enseña a sus pacientes a otorgar el valor necesario a cada uno de los alimentos. "El paciente debe conocer el valor de los nutrientes, así, el día que decida restringir algún alimento se plantee no hacerlo porque nosotros le hemos explicado que, por ejemplo, las grasas son buenas para la estructura del sistema nervioso".
La fisioterapia también juega un papel importante en los procesos de recuperación en los trastornos de la conducta alimentaria, a pesar de que es una profesión desconocida para tratar este tipo de trastornos. "El uso de ejercicio físico adaptado, yoga, masaje, terapias de conciencia corporal mejoran el trastorno patológico, el patrón respiratorio o la relación con el cuerpo y la comida" anuncia el doctor en Fisioterapia adaptada a TCA, Emilio Miñano.