Impuesto a la banca
La vicepresidenta del Gobierno, Nadia Calviño, ha despejado muy pocas dudas sobre el nuevo impuesto a la banca. El sector lo califica de "injusto" y "arbitrario", a pesar de que existen tributos muy parecidos en países como Austria, Bélgica o Portugal. Lo analizamos con Ignacio de la Torre, de Arcano Partners
Impuesto a la banca
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Madrid
La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, se ha reunido este viernes con representantes de las principales entidades bancarias españolas. Sin avanzar demasiados detalles sobre el nuevo impuesto a la banca, sí ha anunciado que el tributo se aprobará a través de una proposición de ley y que sus detalles se darán a conocer antes de que termine el mes de julio.
El ejecutivo pone encima de la mesa varios argumentos en defensa del nuevo tributo. Primero, que durante la crisis financiera se hizo un esfuerzo público extraordinario -un esfuerzo cuantificable: de 68.000 millones de euros- para rescatar a todo al sector de la banca. Segundo, que las entidades financieras se van a beneficiar directamente del nuevo escenario de normalización monetaria; y tercero, que el bancario es uno de los pocos sectores que sortea los elevadísimos costes energéticos que lastran al resto de la economía.
El impuesto llega además después de un semestre récord en beneficios para los grandes bancos y pretende alterar un marco tributario que exenta al sector del pago del IVA y que no grava sus transacciones. “Si un sector está generando una rentabilidad excesiva en un contexto de crisis, se puede plantear en unas circunstancias como los actuales impuestos extraordinarios. Pero hay que constatar siempre los beneficios con el capital que se requiere para operar”, ha señalado en Hora 25 de los Negocios, Ignacio de la Torre, de Arcano Partners.
Tributo “injusto” según la banca, pero presente en buena parte de Europa
El tributo a la banca francés que en 2011 diseñó e impueso la actual presidenta del BCE, Christine Lagarde -entonces ministra de economía gala-, estaría sirviendo de referencia al ejecutivo español para el diseño del nuevo impuesto. El modelo francés grava a los bancos por su volumen de capital y por los salarios que paga y que sirven para medir su actividad. En cierto modo es un gravamen simbólico, de solo el 0,06%, pero es la forma que tiene el país de demostrar cierto compromiso con la justicia social.
Lo cierto es que aunque desde la banca hablan de impulso “injusto” y “arbitrario”, basta con echar un ojo al resto del mapa europeo para darse cuenta de que no será algo propio ni exclusivo de España. Austria tiene un gravamen a la banca desde el año 2011 que tasa sus activos, inversiones y depósitos; Portugal grava con un 0,1% a los beneficios de las grandes entidades; y también Bélgica o Grecia cuentan con impuestos similares.