Rocío Márquez: "El flamenco te puede acompañar en cada momento de la vida. Siempre hay una letrilla que puede expresar lo que estás sintiendo"

Madrid

Rocío Márquez es una de las grandes renovadoras del flamenco. Se consagró cuando se hizo con la prestigiosa Lámpara Minera del Festival de Cante de Las Minas de la Unión y ahora sus inquietudes han dado pie a originales propuestas, tanto en el fondo como en la forma. Sabe que hay puristas que no entienden algunas de sus apuestas, pero está convencida de que el flamenco no debe convertirse en una pieza de museo. Su última propuesta es "Tercer cielo", un trabajo donde el flamenco se mezcla con la electrónica.

Los titulares de la entrevista

-R. "Los puristas dicen lo que cabe esperar. Yo comencé mi trayectoria artística de una manera muy ortodoxa en el Festival del Cante de las Minas y en las peñas flamencas. Para mí ha tenido mucho sentido comenzar desde la reproducción simple, desde la imitación. Creo que es necesario tener los códigos, los compases y la armonía, pero después vas teniendo otras inquietudes y se dan este tipo de proyectos. Solo puedo decir que tienen todos mis respetos y cariño quienes no entiende estos tipos de propuestas"

-R. "Si hay algo que me fascina del flamenco es la amplitud que tiene, no solo en los distintos tipos de palo, sino también en las emociones. El flamenco puede ir de la alegría, la fiesta, la euforia, a lo más trágico, el drama, la soledad y a un sentimiento de desgarro. El flamenco te puede acompañar en cada momento de la vida. Siempre hay una letrilla que puede expresar lo que estás sintiendo"

-R. "Me hizo falta que me abrieran los ojos para que viera el machismo en el flamenco. Le dije a la profesora del máster de flamenco que yo llevaba toda la vida en peñas flamencas y que nunca había vivido machismo. Un día nos mandaron hacer un ejercicio que consistía en leer críticas hechas a mujeres y a hombres y subrayar los adjetivos que se usaban en las crónicas. De repente, nos dimos cuenta de que nosotras siempre éramos "sensuales, dulces, sutiles". Ellos, en cambio, eran "la fuerza, el control, la sabiduría".