De la ecoansiedad a la acción: reconvertir un mal en un motor de cambio
Los incendios y las olas de calor vuelven a traer una sensación que conciencia, pero a la vez paraliza, un temor que de forma correcta puede canalizarse e inspirar a la acción
Sentido crítico | De la ecoansiedad a la acción: reconvertir un mal en un motor de cambio
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Madrid
La lista de palabras que empiezan con el prefijo "eco" cada vez será mayor: ecoansiedad, ecocidio, ecoenfado, ecoinsomnes, etc. Y otras que aunque no lo incluyan dibujan sensaciones que son consecuencia de la crisis climática, como la impotencia o la frustración. Algunas de ellas recientes como la solastalgia, un término que acuñó el filósofo Glenn Albrecht y que describe el sentimiento que se produce cuando paisajes y entornos desaparecen.
Tras encadenar una ola de calor tras otra y escuchar noticias que anuncian los efectos de incendios devastadores, o "que estamos ante el verano más fresco que se recordará", es humano angustiarse. La ecoansiedad resurge como un motor capaz de concienciar ante lo que sucede en el planeta, pero al mismo tiempo, se corre el riesgo de infundir miedo y paralizar ante el pánico de que cualquier acción sea inútil.
Ante los acontecimientos de este verano, Magda Bandera, directora de La Marea y de Climática, subraya que "puede haber un punto de inflexión ya que por primera vez se está hablando de medidas para ahorrar energía". Para Fernando Valladares, científico del CSIC y profesor de ecología en la Universidad Rey Juan Carlos, la comunidad científica "ha tenido que utilizar un tono más duro para que no haya margen para las ambigüedades y la oportunidad política".
Respuestas profundas
Las respuestas que surgen también producen miedo. Azahara Palomeque, escritora y periodista, defiende que hay que terminar con la dicotomía de acción individual o acción corporativa. Y apuesta por aportar soluciones que "empiecen desde abajo para convertir esa conciencia individual en colectiva. Así, la conciencia social se puede organizar para que se lleven a cabo mejores políticas públicas y empujar a que los gobiernos se hagan cargo de reformas estructurales".
Un sistema defectuoso
La guerra de Ucrania ha llevado a instituciones y empresas a reducir objetivos y apostar por energías como el carbón o la nuclear, pero también ha traído un nuevo lenguaje que se centra en el drecrecimiento y el ahorro como ejes de un nuevo escenario. "Se empieza a cuestionar el capitalismo porque hemos topado con los límites biofísicos del planeta de manera innegable y hay discursos que ya se plantean los costes económicos del cambio climático: cuánto costará la próxima sequía, el próximo huracán, la falta de recursos...", añade Palomeque.
Los efectos no sólo se circunscriben al impacto medioambiental y económico. La coyuntura también es social y política, lo que para Magda Bandera no tiene "por qué ser negativo y puede servir para imaginar otras formas de vivir diferentes". Palomeque advierte que aun así sigue habiendo amenazas como las de los "ecofascismos que proponen cerrar fronteras y administrar recursos de forma desigual".
Toni Cuart
Es productor y guionista de 'A vivir que son dos días' desde 2021. También produce Lo Normal Podcast....