A vivir que son dos días
Sociedad

Ecoansiedad

¡Qué ansiedad! Así se acaban todas las charlas desde que hemos empezado a estudiar seriamente la crisis ambiental.

En el principio fue la palabra | Ecoansiedad

Madrid

Lo que estamos viviendo durante este verano ardiente es una verdadera paradoja: cuanta más información recibimos, más nos angustiamos en lugar de calmarnos. El cambio climático se cierne sobre nuestras vidas y nos obliga a buscar soluciones rápidas y concretas, en la certeza de que así no podemos continuar. Europa está devastada por incendios y sequías, los glaciares de los Alpes se derriten como mantequilla, el invierno nos parece una amenaza por la guerra tan cercana.

Ante la inmensidad de nuestra Tierra enferma, nos sentimos pequeños. Y muy ansiosos.

Sádicamente, la etimología de la palabra ‘ansiedad’ tiene algo que ver con la naturaleza. El vocablo para expresar la asfixiante agitación interior que sentimos frente a las imágenes del planeta devastado, deriva de la misma raíz que el vocablo 'angustia'. Desde la invención del lenguaje no ha existido ser humano que no se haya sentido al menos una vez ansioso por una vida demasiado estrecha: todo se remonta a los indoeuropeos, que expresaban nuestra misma ‘ansiedad’ con la raíz *angh- de la que derivan el verbo άγχω (ánkho) en griego y el verbo ‘angere’ en latín, o sea « aplastar », « apretar », « comprimir ». ¿Acaso no sentimos toneladas de preocupaciones sobre los hombros cuando nos encontramos ansiosos?

Si la palabra ‘ansiedad’ tiene un origen muy antiguo, la del vocablo ‘ecología’ es muy reciente. Su etimología nos lleva al griego antiguo, donde οίκος (oíkos) significaba ‘casa’ y λόγος (lógos) ‘discurso científico’, ‘pensamiento’. Sin embargo Platón y sus compañeros no la conocían: es un neologismo, una palabra nueva creada solamente hace 150 años por el biólogo y filosofo alemán Ernst Haeckel.

Desde entonces, la palabra ecología ha entrado a formar parte de todos los idiomas del mundo porque nuestra casa, el planeta, la necesitaba con una urgencia desesperada. Si ‘economía’, termino que deriva de la misma raíz de ecología, pero con el añadido νόμος (nómos), « ley », es la ciencia que se ocupa de la administración de los bienes de nuestra casa, la palabra ecología nos recuerda sobre todo que no habrá más riquezas que administrar, ni recursos que explotar, si esa misma casa casa se quema y muere. ¡Qué ansiedad!