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Sociedad | Actualidad

La vestimenta para el villano perfecto

Manu Berástegui nos ayuda a entender la indumentaria de los diferentes tipos de "malos" que encontramos en la ficción

Fan disfrazado de Freddy Krueger / Roy Rochlin

Madrid

Para que haya un buen conflicto, para que los buenos luchen contra la adversidad y triunfen, siempre tiene que haber un malvado. En toda ficción es necesario algún personaje que representante las fuerzas del mal que se oponen a la felicidad de los protagonistas. Muchos de estos malos no son fáciles de detectar y a otros les captamos desde lejos. De hecho, les podemos dividir en varias categorías según su caracterización.

Tenemos los villanos del día a día que se camuflan en un vestuario cotidiano para confundirse con el resto de la gente sin destacar demasiado, lo que les permite llevar a cabo sus intrigas sin llamar la atención. Iago del Mercader de Venecia, Carl Bruner de Ghost o Moriarty de Sherlock Holmes son claros ejemplos de estos malvados que no quieren que se les descubra.

El folletín y el cine mudo hacían todo lo contrario y vestían al villano con un uniforme que consistía en capa, levita y chistera. Se identificaba al villano desde su primera aparición como el típico gordo con cejotas o el flaco del bigotillo y capa. Los psicópatas también merecen un capítulo a parte y es que se les identifican en la lejanía con atuendos como la máscara de piel humana de Leatherface en La Matanza de Texas, la cara blanca de Michael Myers en Halloween, la máscara de Jason en Viernes 13 o el mítico Norman Bates.

 
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