Emanciparse joven es casi imposible en España: "No es que nos guste el 'coliving', es pura necesidad"

Madrid

Un hombre, casi a punto de cumplir 30 años, con un salario un 28% superior al resto de sus amigos, contrato indefinido y estudios superiores terminados. Ese es perfil mayoritario de los pocos menores de 30 años emancipados en España. Sólo son 1 y medio de cada diez, un 15,6% de ellos. También hay mujeres, pero sus circunstancias -menos salarios, menos acceso a puestos directivos, mas precariedad- les obligan a compartir casa más que a los hombres.

Lo dice el Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España, publicado en la víspera del Día Internacional de la Juventud, y que pone de manifiesto, dicen sus autores "que la recuperación del empleo de los meses previos a la guerra no ha ido acompañada de un aumento de los sueldos de los jóvenes trabajadores y no se ha conseguido reducir la brecha entre los altos precios de la oferta de vivienda y la poca renta disponible de quienes la demandan".

La presidenta del Consejo, Elena Ruiz, dice que "mientras no cambien las condiciones laborales de los jóvenes y el precio de la vivienda esté en otros parámetros vamos a tener que seguir compartiendo piso: No es que nos guste el coliving o compartir como se ha dicho es una cuestión de necesidad"

2021 cerró con los tipos de interés en "mínimos históricos" y con un descenso del precio medio del alquiler en un 8,5 %. En esas condiciones se podría pensar que se estaba produciendo una mejora del acceso a la vivienda. Sin embargo, con los sueldos y la precariedad el acceso a la ansiada emancipación sigue siendo muy complicada.

Para explicarlo, el observatorio ha puesto estos datos encima de la mesa:

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• Un joven tiene que dedicar 3,8 veces su salario neto anual para afrontar la entrada de una hipoteca para la compra de la vivienda media del mercado inmobiliario (170.000 euros).
• El coste medio del alquiler es prohibitivo: 848 euros mientras que los jóvenes solo pueden asumir una cuota de 320 euros "sin caer en el sobreendeudamiento".
• Los jóvenes que pueden emanciparse lo hacen compartiendo vivienda con otros ya que sufragar el alquiler en solitario supondría dedicar el 79,2 % de su sueldo, cantidad que se reduce al 25 % si se opta por convivir con más personas.

El dato de emancipación joven del observatorio anterior, elaborado entre enero y junio de 2021 fue el peor del siglo. Ahora, en el segundo semestre de 2021, los datos indican que ha "mejorado levemente" y ha subido un 0,7%.

Lo ha hecho -avisa el sociólogo y autor del estudio Joffre López- "cuando las cifras de empleo subían" y la situación económica era mejor porque no había comenzado la guerra con todo lo que esto ha supuesto para los precios. Los expertos dicen que hay que tomarlo con la máxima cautela para esperar si este pequeño rebote desde la crisis de 2008 es una tendencia o solo ha sido un espejismo. También señalan que en el siguiente estudio "quizás" se verán las consecuencias de la reforma laboral.

En todo caso, el Consejo de la juventud avisa: Este ligero de la tasa de emancipación joven no nos lleva ni de lejos a la cifra que registrábamos antes del estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008 (25%) y que desde entonces venía cayendo lastrada por la diferencia entre el coste de la vivienda y la renta de la juventud.

La brecha de género

Las mujeres se emancipan más pero no pueden vivir solas. El estudio demuestra que la emancipación residencial es mayor entre las jóvenes (18,5 %) que entre hombres (12,7 %) pero también advierte de que la forma de hacerlo es diferente: las mujeres que se emancipaban en solitario suponían solo el 13,8 %, la mitad que los hombres que vivían en hogares unipersonales (26,7 %).

La menor emancipación en solitario puede deberse, según el informe, a la mayor precariedad laboral de las mujeres ya que, por ejemplo, la tasa de paro es inferior entre las mujeres (23,1 % frente a 24,0 %), la tasa de temporalidad es superior (58,6 % frente al 52,3 %), la parcialidad es casi el doble (33,7 % ante 17,8 %) y la subocupación era cinco puntos superior entre las mujeres (17,6 %).

El CJE ha insistido en sus reivindicaciones de priorizar a la juventud en la agenda pública, poniendo en marcha políticas a medio y largo plazo hacia este colectivo que cambien "de verdad" la situación.