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'Por los pelos: Una historia de autoestima', la nueva comedia de Nacho G. Velilla

La preocupación por el aspecto físico se puede convertir en una obsesión. La nueva comedia de Nacho G. Velilla, ‘Por los pelos’, focaliza la presión estética masculina en los injertos de pelo.

'Por los pelos' / Academia de Cine

'Por los pelos' / Academia de Cine

MADRID

El director Nacho G. Velilla, director de otras comedias como 'Que se mueran los feos' (2010), 'Perdiendo el norte' (2015) o 'Villaviciosa de al lado' (2016), estrena su nueva comedia 'Por los pelos: Una historia de autoestima' protagonizada por Antonio Pagudo, Amaia Salamanca y Eva Ugarte entre otros miembros que completan el elenco. En esta ocasión, la preocupación por la imagen física masculina se focaliza en la pérdida de pelo. Cada año, alrededor de medio millón de personas de todo el mundo viajan a Turquía en busca de un injerto de pelo algo más económico que en sus países de origen. Esta cifra en España asciende a las 10.000 personas que peregrinan por la misma causa, buscando una imagen renovada. Desde hace algunos años, esta operación estética es muy recurrente entre los hombres y, a pesar de lo que se pueda pensar, cada vez los pacientes son más jóvenes. "Creo que cualquier persona que en algún momento de su vida se haya mirado al espejo y haya pensado '¿Qué me gustaría cambiar?', cuando vea la película puede sentirse muy identificada y pienso que por esa pregunta hemos pasado todos. Si alguien no lo ha hecho pues ¡felicidades!", ríe el director.

La idea de esta película llegó a Velilla a través de un titular de periódico que decía: 'Medio millón de personas viajan a Turquía cada año para hacerse un trasplante capilar', una afirmación que sorprendió al director. Velilla se dio cuenta de que tenía la oportunidad de poder conocer y contar hasta medio millón de historias diferentes que escondían motivos, situaciones, inseguridades y complejos por la ausencia de cabello. Con interés por saber más de esta realidad, entrevistó a decenas de pacientes que le contaron su experiencia y, posteriormente, viajó a Estambul para estar en contacto con el personal médico y así conocer en persona todo el proceso y entender la motivación previa que desemboca en una operación estética de este tipo. "Lo que había detrás de todo ello era un problema común de infelicidad, falta de autoestima y de complejos con lo que les era difícil convivir. Nos dimos cuenta de que había una buena película en ello, que contara a través del humor si estamos yendo un poco lejos con esta obsesión de las apariencias", reflexiona Velilla.

Antonio Pagudo, Carlos Librado y Tomy Aguilera son los protagonistas que, impulsados por la esperanza de mejorar su vida y recuperar su autoestima, deciden, a toda costa, viajar a Estambul para hacerse un injerto de pelo, creyendo que esto les devolverá la felicidad y la estabilidad que han dejado en el pasado. Sin embargo, la obsesión con la pérdida de pelo les lleva a traicionar sus valores e, incluso, decepcionar a quienes más quieren. La película muestra hasta qué punto el entorno que rodea a los personajes puede condicionar su perspectiva y conducirlos a tomar decisiones precipitadas. Una realidad que, a pesar de lo que se puede llegar a pensar, no solo se vive cuando se cruza la barrera de los 40. "Me sorprendió que había mucha gente joven entre las personas a las que entrevistamos. Nos contaron que la media de edad está entre 22 y 35 años. Yo pensaba que era gente mayor pero la realidad es que las clínicas están llenas de gente de 'veintipocos' años que en cuanto empiezan a perder pelo quieren someterse a la intervención", cuenta Velilla.

'Por los pelos' / Warner Bros. Pictures España

'Por los pelos' / Warner Bros. Pictures España

'Por los pelos' / Warner Bros. Pictures España

'Por los pelos' / Warner Bros. Pictures España

El reggaetón también tiene un lugar en esta comedia blanca. Una banda original y un par de escenas musicales dinamizan la película. Una vez el guión estaba cerrado, Nacho G. Velilla descubrió que, sin quererlo, había plasmado sobre este un momento crítico del cantante Farruko sobre el escenario. "Estábamos buscando qué tipo de profesión podía desempeñar el personaje adolescente. Nos dimos cuenta de que para que la situación le marcara profundamente, debía de ser un personaje público. Empezamos a dar vueltas por actor, youtuber o instagram, y el mundo del reggaetón nos abrió una puerta que a nivel musical nos interesaba. Creamos una banda sonora original para el proyecto. Fue muy divertido porque, una vez acabado el guión, me mandaron un video de Farruko al que, en una actuación, le pasó exactamente lo mismo que a nuestro personaje", recuerda el director. Un hecho que demuestra que nadie está libre de pecado.

 
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