El Rayo devuelve al Barça a 'su' tierra
El FC Barcelona empata con el Rayo en el Camp Nou (0-0) y desinfla la ilusión en torno al nuevo proyecto en su debut en liga
La nueva era del Barça dio a luz con tres nuevas caras en escena y un nuevo y aparente plan A de Xavi. A falta de la inscripción de Koundé, Araujo actuó como lateral derecho por el descartado y casi sentenciado Dest. Christensen y Eric García en el centro de la zaga. Arriba, la delantera que robó corazones en pretemporada: Dembélé-Lewandowski-Raphinha. La efervescencia colectiva que había generado el revolucionario mercado de los culés se evaporó frente a la contundencia de un Rayo Vallecano que los bajó del cielo a 'su' tierra, la que parecía que ya había abandonado.
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Un hueso demasiado duro para empezar
El clima especial que desprendía el reubatizado Spotify Camp Nou no intimidó a un Rayo Vallecano que salió con osadía a apretar arriba a los azulgranas: equipo alto y coordinado que recordaba al equipo que revolucionó la Primera División en la primera vuelta de la pasada campaña. Pero si eran reconocibles los franjirrojos, los azulgranas expusieron que el estilo de Xavi, más allá de los cromos de oro con los que ha llenado el álbum, no se negociaba, aunque le cueste practicarlo. El Barça y el Rayo se retaron en un pulso que no terminó de caer a ningún lado.
A través de la presión tras pérdida, los fogonazos de Raphinha desde la banda derecha y la intimidación que despertaba Lewandowski en la zaga con su mera presencia, el Barça ganó metros. Insuficientes para tirar abajo a un Rayo fuerte y organizado en su área. El trabajo sin balón se saldó con una X en la quiniela del descanso. Ter Stegen fue quien evitó que Álvaro García tachase el 2 en el descanso. El extremo apareció a la carrera en un contragolpe en el que se deshizo de Araujo con un recorte de tacón mortífero, pero en el que se topó con el guardameta alemán, que recordó a esa figura de antaño amenazante bajo palos.
La ilusión y las expectativas acarrean un discurso en los que el tiempo no tiene cabida. Se quema antes de empezar a andar. Y al Barça le han pesado no sólo los quilates que se ha colocado en la mochila, también la responsabilidad que él mismo se ha atribuido. La plantilla es de museo, pero el equipo aún está en sus primeros bocetos, tal y como el propio Barcelona y el Rayo han escenificado en el Camp Nou.
La palanca del juego, sin activar
La segunda mitad desinfló el globo de la fe que llevaron los 81.104 espectadores que acudieron al Camp Nou. A la vigorosidad exterior le faltó continuidad, pausa y paciencia lo que terminó por aislar al juego interior, que se empobreció ante las prisas que tenía el equipo por mostrar y no defraudar. Intentar correr antes que andar. Y al Barça le quedan aún muchos pasos por dar.
La urgencia por ganar también se tradujo en un carrusel de cambios en el que hasta Pedri fue sustituido. Ansu Fati, relegado en este nuevo inicio, intentó gritar, pero aún no había esa atmósfera de rebeldía y de fútbol necesaria para desestabilizar a un bloque como el de Vallecas y con un entrenador como Andoni Iraola de arquitecto del mismo. El técnico ya hizo morder el polvo al FC Barcelona la pasada liga ganándole los dos partidos del curso y echando el candado bajo palos. Con este ya son 270 los minutos que encadena sin encajar gol ante los azulgranas. El cambio llegó con De Jong, que tomó los mandos del medio campo, y con un Lewandoswki sin el colmillo aún afilado. El polaco tuvo dos de las de besar la red, pero tanto para uno de los mejores delanteros del mundo como para un equipo aún en construcción, los arranques no son fáciles. Hasta hubo que sufrir para lograr el 0-0. Expulsión a Busquets por un codazo en el 92 y gol en fuera de juego de Falcao. A este Barça y a este Xavi aún les queda camino, porque lo de hoy recuerda más al pasado que a lo que promete ser el futuro.
Juan Antonio Requena
Estudiante de periodismo. Antes en Diario AS. Ahora aprendiendo en SER Deportes